domingo, 31 de agosto de 2008

Mambru y mi madre juntos

Mamá se fue de casa. Dijo que pronto volvería. Que nos portáramos bien. Que cuidáramos de la casa, de los leones y la cierva, de nuestro padre y de nosotros mismos. Mamá se fue de casa, y nunca pensé que lamentaría tanto su ausencia. Dijo que pronto volvería, pero hasta el día de su regreso yo creo ver un terrible abismo del que no se si me salvaré.
Mamá se fue de casa. No nos abandonó. Tenía unas cosas importantes que hacer. Y yo fue el primero en arengarla a “dejarnos”. Digo, lo volvería a hacer. Pero ya no sin saber del terrible padecimiento que es llevar adelante una casa. Solo. Con otros dos hombres a mi cargo. Encargado de la cocina, la limpieza, el lavado. Soportando la desidia de un hermano que no hace caso, que cree haber llegado a la plenitud de la vida, cuando solo parece haber entrado en lo más álgido de la rebeldía adolescente. Y ya tiene 21. Papá es muy bueno. Pero es hombre. Y de los de antes. Y por si fuera poco, las clases de la facultad ya se alzan sobre mi espalda. Y tengo miedo de andar solo por la calle de noche. Y Gabriel que me hace planteos extraños…
Mamá se fue de casa. Dijo que pronto volvería. Con suerte en una semana. No hace una que se fue. Pero la extraño. Y la necesito... ¡VUELVA PRONTO MADRE MÍA!

miércoles, 27 de agosto de 2008

Razones por las que nadie firma mi blog

Yo creé un blog. Con la esperanza de que los demás se dieran cuenta de lo lindo que escribo, sin errores, con coherencia, con cadencia, como pocos. Yo creé un blog con esperanza. De que a alguien le llegue el mensaje escondido entre mis palabras. Y nadie se percata de que yo creé un blog. De que en el escribo cosas lindas, feas, interesantes y boludas. El otro día mi novio me dice que mis entradas son muy personales. Sí, novio mío; son muy personales, porque la gran mayoría de mi público son mis íntimos (yo todavía creo que lo leen, que alguna vez lo leyeron). Pero no. A nadie le importa que yo haya gastado unos muchos minutos escribiendo y pensando algo. Y se me cae la cara de rabia cuando veo otros blogs, con muchas firmas y comentarios, con entradas muy tontas, pero muchos comentarios. Y yo nada. Me siento mal. Me vuelvo inseguro. Y me pregunto que será eso que estoy haciendo mal. ¿Qué es lo que estoy haciendo mal? Ni siquiera para darme la respuesta se dignaran a escribirme.

Malos.

Yo pensé que me querían. Voy a empezar a no darles bola, a describirles los rumbos de mi vida solo por acá. A ver que pasa. Seguro que nada.

Pero bueno. Voy a seguir adelante. La intención no era hacer este descargo. Pero si Ira me rapta, yo me dejo llevar. Continuemos.

Razones por las que nadie firma mi blog:

· Porque nadie entiende lo que escribo.

· A nadie le interesa.

· Soy muy aburrido.

· Tienen vergüenza.

· Otro lo va a hacer.

Sinceramente no creo en ninguna de estas opciones. Aunque si he de elegir, me arriesgaría por la de que no entienden nada de lo que escribo (y créanme que no creo que sea porque o haga mal… perdonen muchachos por pensar así, pero bueno… me obligan a pensar eso). Me despido. Con tristeza. A veces el mundo me obliga a ser malo.

lunes, 25 de agosto de 2008

Amigo hermano Rubén

Hoy es el cumpleaños de Rubén, mi mejor amigo. Rubén y yo (con Yésica, Sonia y Ale también) nos conocimos en la Técnica.
De vuelta a casa, So, Ale y yo tomábamos el 562. El primero que bajaba era yo, después Ale y Sonia. A los pocos días nos dimos cuenta de que en el amontonamiento ensardinado (de sardina…) del colectivo, también viajaba el esmirriado narigón cara de nena de Rubén; quién diría que se convertía en el más lindo de nosotros…
Cuestión que un día, como quien no quiere la cosa, antes de bajar, lo miro por el espejo retrovisor (nosotros estábamos por un lado; él, en la otra punta del cole), y le tiro un chau “mudo”. Rubén se sorprende y me lo devuelve a lo “boludo”. No sé porqué, pero siempre cuento la misma historia cuando se trata de Rubén, historia que solo él y yo podemos corroborar… historia que solo yo parezco recordar.
Rubén me facilitó la estadía en la Técnica. Los cuatro (él, yo, S., A., a veces Y.) comíamos juntos, nos reíamos, nos aguantábamos, nos hacíamos la pata. Si bien es verdad que si uno faltaba el grupo no era lo mismo, la presencia de mi amigo era especial: una ocurrencia suya, una risa (risotada), una palabra, la sombra de su nariz en la pared… todo hacía que nos riéramos, hasta las lágrimas.
No me quiero poner melancólico, mucho menos ahora, que este post está dedicado a las 22 primaveras de Rubidio. Así que me despido con un par de anécdotas que quedarán para la historia:
Clase de matemática de 1er año: La vieja era la más conchuda de las conchas que pudieron haber pisado el mundo de nuestras cortas vidas. Gritaba, nos miraba mal, era mala educadora. Para la profesora Rizo todo lo malo era poco. En uno de esos múltiples alborotos que generábamos (nota: cualquier oportunidad era buena para que estalláramos en aplausos; repito, cualquier oportunidad), la vieja se quedo sin palabras, pues era inútil hablar en el quilombo. Mientras esperaba con cara de culo que nos calmáramos, mi mejor amigo no se le ocurre mejor idea que gritar-le ¡PUTA!... Imaginen la cara de la vieja, que no supo de donde vino el grito.
Clase de mmm, de… algo, en 3er año : La profesora Baraldo (todo un personaje en ella misma), tenía como nombre de pila el de Elba. Rubén, hablando con sus compañeros de banco, se le ocurre el juego de palabras “Elba-gallo”. Esta vez no tuvo suerte. Y la profe lo escucho. Lo que sigue es muy gracioso, imagínenlo…
PD: La foto es la mejor que encontré; tenía una mejor, pero era pesadísima.

martes, 19 de agosto de 2008

El bulo de Iván

El Lunes fue el cumple de Iván. A Iván lo conocí en la secundaria (¡Esa Técnica de mierrrda… que me hizo perder un año (tres) de trabajo! [Mirtha]). Nunca nos llevamos de 10, aunque tampoco tuvimos roces. Hasta hace poco (no, roces no), que parece que las cosas mejoraron sin querer queriendo. ¡Mejor!
Cuestión que fui invitado el Domingo a su casa, con mi Gabu, y las chicas. Que fueron todas menos Laly. También estaban otros amigos de el cumpleañero (eran muchos muchachos). Comimos muy ricas pizzas (que la joven madre de Iván no paraba de sacar del horno, así de muertos de hambre estábamos), tomamos gaseosa, cerveza (yo poco. En serio). Nos reímos… En síntesis, la pasamos bien. Hasta con la música, que no era de la que más me gusta (y qué quieren, soy gay), pero a la que le puse onda igual. Muy lindo todo, lindas fotos… Pero yo no estoy escribiendo esto para contar lo que fue el cumpleaños de Iván. Yo, mi amor, las chicas seguro que también, nos quedamos “alelados” con el bulo de de este muchacho (¿Se dieron cuenta que parece que estuviera diciendo el “bulto” de ese muchacho?, jaja, no es la intención, cheeee).
Cómo describirlo... (leer velozmente lo que ahora precede, terminando abruptamente, seguido de un suspiro en los puntos suspensivos): Dos ambientes separados por una barra desayunadora (más la habitación que todavía no esta terminada) y… ¡nada más! O sea, imaginen lo bueno de ese lugar, al que todavía le falta amoblar, y que nos encantó: paredes rojas, luces que disminuyen intensidad con una ruedita en el lugar del botón de “la luz” (el dueño puede explicarlo mejor), la PC estratégicamente ubicada en la barra (Iván: si la dejás de por vida en ese lugar, no te equivocas en nada)… aaaaaaaaaaah, que bueno vivir en un lugar así a los 22 años… Quizás no diga mucho con estas palabras, porque hay que verlo personalmente. Quizás yo me quedé maravillado pensando que también podría tener un lugar así y no darle distinto uso, con jodas los fines de semana, en una excelente ambientación (que con Gabo ya empezamos a planear, jejeje), con una bodega con bebidas de todos los colores y olores, mmm, ya empiezo a saborearlo.
Bueno. Post pobre el mío, lo sé, pero no quería dejar pasar mucho tiempo sin aclarar lo bueno de este fin de semana: el bulo de Iván.

viernes, 15 de agosto de 2008

Marcha de la Bronca

Hace mucho que no escribo. Y la verdad que no me gusta nada. Así que me pego una vuelta, copinado las palabras de una de las mejores canciones de la época de Proceso, de esa que debe oler a marihuana (la canción), pelo largo y sucio, mucha sombra de barba, colores, banderas, Marx… y todas esas cosas que hacen de los subversivos los locos (¿?) más lindos.
PD: El tema de es Pedro y Pablo. Si lo quieren bajar, no se pierdan esta versión: http://www.youtube.com/watch?v=ldz6-e0VHg8.

Bronca cuando ríen satisfechos
al haber comprado sus derechos.
Bronca cuando se hacen moralistas
y entran a correr a los artistas.
Bronca cuando a plena luz del día
sacan a pasear su hipocresía.
Bronca de la brava, de la mía,
bronca que se puede recitar.

Para los que toman lo que es nuestro
con el guante de disimular.
Para el que maneja los piolines
de la marioneta (universal).
Para el que ha marcado las barajas
y recibe siempre la mejor.
Con el as de espadas nos domina
y con el de bastos entra a dar y dar y…

¡Marcha! Un, dos...
No puedo ver
tanta mentira organizada
sin responder con voz ronca
mi bronca
mi bronca

Bronca porque matan con descaro
pero nunca nada queda claro.
Bronca porque roba el asaltante
pero también roba el gobernante.
Bronca porque está prohibido todo
hasta lo que haré de cualquier modo.
Bronca porque no se paga fianza
si nos encarcelan la esperanza.

Bronca...

Los que mandan tienen este mundo
repodrido y dividido en dos.
Culpa de su afán de conquistarse
por la fuerza o por la explotación.

Bronca pues entonces cuando quieren
que me corte el pelo sin razón,
es mejor tener el pelo libre
que la libertad con fijador.

¡Marcha! Un, dos...
No puedo ver
tanto desastre organizado
sin responder la voz ronca
mi bronca
mi bronca

Bronca sin fusiles y sin bombas.
Bronca con los dos dedos en V.
Bronca que también es esperanza.
Marcha de la bronca y de la fe...

domingo, 3 de agosto de 2008

Noche con Pin

Quiero aclarar que no soy un chico salidor (no me importa ir a la casa de ksjdfh y pasar la noche entera; mi problema es ir más allá de la puerta de salida de la casa de ksdfh). De hecho, no salgo, excepto un par de veces, …últimamente (naaaaaah). No me gusta salir de noche. “De día se hace la guerra; de noche el amor”, decían los griegos. Y yo podría hacer mis propios analogismos.
Cuestión que este post viene al caso de que acabo de cubrir la vacante de ese par de veces de las que hablé inicialmente.
Por motivos que me exceden, no puedo decir cuando fui (me escapé para ir, tuve que hacer varias paradas, el tonto también, cambiar mi ropa, un par de llamados telefónicos, y al fin pagar la entrada). Pero la cosa es que quiero hablar de la noche en Pin. Pin, ("Pin Up"), es un boliche gayfriendly (para que no nos acusen de autoexcluidos), que queda a mitad de cuadra de Santiago del Estero, entre Colon Av. y Brown St. (Mar del Plata city, off course). “Un antro”, me previnieron muchas veces. Hasta que un día fui sin querer queriendo, y comprobé que así era. Más: mi definición es “tugurio”.
Pero muy lindo. Digo, se respira mucho aire “gay” dentro de ese pequeño accidente arquitectónico. Aire del bueno, del que no tiene otro olor más que al de perfume y ganas, donde hay mucha producción, peinados y ropa de colores. A nadie le importa un bledo lo que haga el de al lado (excepto si ese nadie esta solo y el de al lado esta bueno). ¿La música?… y, …, yo diría que podría ser mejor, pero es cuestión de gustos (tipo que me gusta el punchi, pero otro tipo de punchi). Luces de colores, bola de cristal… de todo eso hay. ¿El público? Alguna vez me dijeron que ”las divinas” van a Pin, y “las populares” a la X… (¿Mica y Sonia?, a Pin, ¿no, M.?). Tendré que comprobarlo. Por lo pronto puedo decir que me gusta ese tipo de gente. O sea, hay de todo, como no hay en otro lugar al que haya ido: mujeres que parecen hombres (hay), hombres que parecen mujeres (¡puff!), hombres que parecen hombres (aunque no lo crean). Viejos y nuevos también.
Hasta las 4 a. m., nosotros. Después de nosotros, ellos. Lo estropean, pero bueno…
¿Bebidas? No sé, ustedes saben que no bebo (si alguna vez se filtra un video por YouTube, el de sweater azul no soy yo).
Hacia mitad de la noche, cuando la música me empezaba a aburrir, un show de transformistas. Bizarro el show, para dar risa, con presentaciones cómicas, sketchs varios, interpretaciones olvidables de olvidadas artistas americanas… en fin, hasta la mala acústica hacía que fuera muy interesante.
Después la música se puso buena, y la experiencia de la pista es sólo para aquellos que les gusta el tumulto. Aunque también me gustó.
El bailarín del caño estaba bárbaro. ¿Yo? A escaso medio metro de su… figura. Imaginen: toda su ropa apenas era una tanguita de color que ya no me acuerdo. ¡Ah!, y unas botas también tenía. Después de 15’, además del agua que el mismo derramaba sobre pecho, un brillante sudor lo bañaba, sudor que no cansaba su movimiento. Fue genial. Hasta Gaby me decía "podes mirar si querés…”;… muá bb.
Mis zapatillas de gamuza natural ahora son grises. Ya cansado me fui del lugar prometiendo volver. Es lindo Pin, más o menos lo que buscaba. Como pocas veces, me llevo de un lugar (de una noche) muchas más anécdotas de las que usualmente espero, más buenas que malas (como la mano de un “hétero que se pretendía” tocándome por atrás, o un par de comentarios insidiosos de un pobre diablo), pero que no vienen al caso, porque este post es de la noche en Pin, no de Gustavo en Pin. Besos.