domingo, 30 de noviembre de 2008

Querido diario

Hoy me levante a las 11 de la mañana. Como todos los días, mi TV se encendió a las 9 a. m. (lo último que se pierde es la esperanza -en mi caso, de levantarme temprano), en canal 7, el único con transmisión a esa hora. Me despertó el papa Benito, en vivo desde el Vaticano, hablando en una lengua rara (¿a quién le habla así? ¿Al dios hebreo, que no sabía latín?, ¿o a los files, que lo conocen menos que Jesús?). Por supuesto, después de escuchar tan endiablada plegaria, volví a dormir. Hasta que de un portazo, mi encantadora madre me dijo que ya era tarde, tan tierna ella. Cuando entra a levantarme de esa manera, pienso que lo primero que me dirá es “¡MURIÓ FULANITO!”. Así comienzo todas las mañanas.

Como decía, mamá me despertó a las 10, pero me llevó una hora despegar mi cuerpo de las sábanas (¿Será porque son de suave algodón, que me cuesta tanto despertarme?). Mi orzuelo amaneció mejor, aunque me costó lavarme la cara.

Mamá cocinaba ñoquis (de ninguna manera nosotros comenos ñoquis un 29; por dios, dónde se ha visto). Y hermanito se paseaba por la cocina mostrando se cuerpo desnudo y peludo, tanto asco me da. Ayer casi peleamos con mamá, por culpa de él, porque no hace nada en casa, y la culpa la tenemos los dos (él y yo). Como si yo fuera culpable de que ella lo haya criado de esa manera; mamá: ya es hora de que te hagas cargo de lo que sembraste. Así que ni bien terminé de cepillarme los dientes, fui a lavar lo que mi mamá usaba, para demostrarle inútilmente, una vez más, que el mal de nuestra casa no soy yo.

Al rato llegó mi tía, hermana de mi papá. Todos saben la relación de un hijo con los parientes del lado del padre. Es regla general ese tipo de relación, por lo que no es necesario que la describa acá. De todas formas, ella es la representante de los dad's relation con la que más simpatía tengo. Presumo que la pobre tenía ganas de desahogarse de alguna manera, pues no se fue hasta que mi mamá amenazó invitarla a almorzar. Hasta ese momento, su monólogo era de desgracias suyas.

Comimos. A mamá se le olvidó ponerle sal a los noquis. Por lo demás, estaban perfectos. En la sobremesa me escapé un segundo, que fue casi una hora, para navegar un poco por la web. Tuve oportunidad de saludar a mi amor, y leer un poco los diarios. Luego volví a la cocina. Me recordó mamá que tenía que hacer un bizcochuelo (en casa los hago yo, porque soy gay supongo, porque nadie los hace mejor creo más), porque mi “papá no iba a tener nada para acompañar el mate” antes de volver al trabajo. Pues me puse a hacerlo. Me llevó poco tiempo. Por primera vez usé la procesadora para batir las claras (ese es mi secreto, batir las claras de los huevos hasta punto nieve). Salió re bien (el punto nieve), todo en menos de un minuto. Y fue al horno.

Entre tanto, recordé el humillante deber con mi madre, el de ayudarla a teñirse el pelo. Querido diario, si algún día muero, mi consuelo es que estas hojas sean encontradas por mamá, y que se entere de todo eso que no escucha, pero que de verdad siento en lo profundo de mi corazón. Odio y me siento denigrado en mi integridad moral cuando tengo que ayudarla a teñirse el pelo. Es sorprendente el sentimiento de pena hacia mi mismo que esto me produce, y tanto el gozo y alivio cuando termino. Pues bien. De nada ya me sirve negarme, porque las peleas que continúan a esto duran meses. El sacrificio dura a lo sumo media hora.

Terminé de ayudarla en eso, y volví a la computadora. En un momento escucho que me llama mamá; voy a la cocina y me dice: se desinfló. Últimamente tengo que adivinar de que me habla... para ella las conversaciones son como pensamientos, necesariamente tácitos. Quizás, el hecho de ser su hijo me llevó relativo poco tiempo en darme cuenta: abrí el horno y saqué el bizcochuelo. Venía tan bien... Se había hinchado tanto. Pero ahora que estaba listo, había disminuido hasta la mitad. Sé que estas cosas le suele ocurrir a menudo a la gente. Pero en más de 10 años que tengo de hacer bizcochuelos esto jamás me había pasado. Un desastre, eso fue lo que fue. Seguramente sentí aquello que sienten las personas cuando les ocurre algo así. Mi decepción se vio aumentada porque en mi esto sí que era inaudito. Es por eso que nunca más voy a usar esa maldita procesadora, ella debe de tener la culpa.

Por lo demás, el bizcochuelo ese salió genial, hasta más rico, por lo que no dejo de mostrarme enojado.

A la media hora llegó papá. Con facturas, como 2 docenas. Me sentí aliviado. Aunque sus facturas no eran tan buenas como la cosa esa que había sacado del horno.

Ay diario, esto hasta esta hora. Me siento feliz de poder contártelo. No sé qué es lo que voy a hacer el resto del día. Tengo mucho por ordenar, un poco más por leer, pero no podía dejar de tomar una lapicera y decirte estas cosas.

Un diario es esto. Es el lugar donde uno pone lo que cree digno de ser escrito. Esa es la diferencia con un blog. En el diario puedo contar lo aburrido de mi vida, con tanto énfasis como si fuera una aventura. Un blog es distinto. En un blog tengo la ilusión de que alguien encuentre algo realmente importante, o por lo menos entretenido. Acá tengo que poner algo que valga la pena escribir. Pues bien. Casi todo lo que escribí arriba es cierto, fue mi día de hoy. Me llevó menos de lo que tardo en escribir un post, por más chicos que sean o simples que parezcan los que encuentran acá.

Nada, solo eso, quería contarles esto nada más.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Vacunate (si sos macho)

¿Vieron la campaña esa, de la Rubeola? Bueno. Termina este mes. Es una lástima, porque no me vacuné. Escuché rumores no oficiales de que se va a extender todo el mes de diciembre. Es una lástima también. (Nota: aparte del atropello de esta propaganda, no nos dijeron nada de la epidemia de rubeola que se viene el próximo año; total, avisale a los machos que se vacunen y listo)


Ahora me vengo a enterar de que la Rubeola no es una enfermedad que no te hace rubio (chiste), sino que se transmite por vía respiratoria, y que una de las peores consecuencias es contagiar a una embarazada y matar a su vástago.

Me siento ofendido. Yo pregunto ¿que, no se les ocurrió algo más ingenioso que “vacunate si sos macho”? Porque yo no soy macho. Yo me llamo Gustavo. Soy hombre (y también gay, igual eso acá no tiene nada que ver), pero de ninguna manera macho. Machos son los animales. O los que van a practicar box en las canchas de fútbol, o los que se disputan por “hembras” en un bolichón, bajo efectos de alcohol/drogas (bolichón: boliche de mala muerte?). Y yo no soy eso. Yo me esfuerzo cada día en no ser eso. Yo estudio, trato de hablar mejor. No levanto la voz y jamás golpeé a alguien. Porque quiero ser mejor persona, porque quiero alcanzar la perfección, evolucionar y todas esas cosas que dice la Metafísica. Yo no soy macho. Entonces, ¿para quién está dirigida la propaganda? Fácil. Para machos -y machistas- (¿se puede vacunar el Bobby también?). Para gente que va a practicar box en estadios de fútbol, para adictos malvivientes que tienen como prioridad la reproducción con las hembras-objeto mejores dotadas. No para mí, que no soy macho (ni machista), y sabe dios que no quiero serlo.

Entonces, ¿por qué tendría que vacunarme? Esa propaganda no se dirige a gentes como mi persona. Gentes como yo estamos a favor de la equidad (no igualdad) de género, bregamos por la educación, el diálogo, la inclusión. Tratamos de ser mejores, porque se puede, porque es derecho y obligación. No somos machos ni queremos serlo.

Macho es el “me vacuno porque si no te contagio”. Macho es el Gorila Grondona que dice no ser machista, "pero antes de ser hombre [es] macho”. Machos son la gente pobre de cultura (y muchos "ricos" también), que tienen este concepto como valor: así los criaron mamá y papá y ¡guay que no le leve los calzones una hembra!

Sinceramente, me siento ofendido. Porque sea como sea, no puedo hacer una protesta no vacunándome. No, porque como soy igual de vulnerable que un “macho” me puedo contagiar (seguramente de un macho). Y voy a tener que vacunarme, mal que me pese. Ya estoy cansado de que en este país las cosas se hagan a las apuradas, en el mejor de los casos. Aunque creo que la bronca viene por otro lado, por el lado de saber y hacerme el tonto. Porque la propaganda algo de razón tiene. Argentina esta llena de machos, no de hombres. Eso me da vergüenza.


viernes, 21 de noviembre de 2008

¡Sorpendete! Pase y vea! ¡Un día más en la vida de GD!

Viernes por la tarde. Hastío. Seguramente el último viernes libre que me quede. Estoy seguro que no. La suerte siempre fue así conmigo; no cambió cuando quise, y no quiero que cambie ahora. Me debato entre la única opción que tengo. Internamente yo se que hice mil cosas para evadirla. Y la evado todavía. Afuera hace calor. Adentro demasiado frío. Me arden los ojos de tanto mirar la caja boba de la pecé.

La cama sin hacer. Mi vida un poco más desordenada. De todo esto, lo único que me consuela es saber que no moriré pronto. La gente solo muere allí mismo cuando se queda sin proyectos. Creo que viviré 100 años. O quizás 200. Después de todo los bonsai crecen despacio, y yo busco uno perfecto. Perfecto. Nunca nada en mi vida fue perfecto. Excepto aquello que debió no ser tan malo. ¡Ah, sí! ¡Eso sí que era perfecto! ¿Entonces de qué me quejo?

En una habitación cuya entrada conozco de memoria, hay mil puertas que me esperan. No sé porque me falla la memoria justo ahora. “No te hagas el tonto”, me digo con mi voz interior, tan despacio que ni me escucho. Al final, siempre pasa lo mismo. Me caigo, me duele mucho (mucho), y después vienen las lágrimas, las promesas (nunca más lo haré), y todo lo que indica el Manual de la Psicología del Humilde (que buena idea que se me acaba de ocurrir). Apenas puedo levantar la cabeza, con la secreta certidumbre que pronto volver a caer.

¿Se nota cómo me siento? No espero repuesta... como que tengo experiencia de unos ¿20 años?, de no recibir respuestas. Nadie responde (dios [miren como escribo “dios”], ¿estás ahi?). Entonces digo lo que quiero. ¡Ah, no se quejen ahora ustedes!

Antes de irme, un cuento brevísimo, que me encantó, en el curso nro 51 de “Peronismo...”, de JPF, que salió este Domingo 9 de Noviembre y que tuve oportunidad de leer este fin de semana:

Una mujer visita a un fotógrafo. “Sáqueme hermosa”, le dice, “atrape con su cámara el azul calmo de mis ojos, la tersura de mi piel, mis pezones rosados que ahora se los muestro, ¿los ve?, ¿alguna vez vio algo así?, ¿quiére ver el misterio de mi ombligo?, ¿la magia de mi bello púbico?, ¿apresará el rojo sangre de mis labios?, ¿mis piernas bien torneadas, perfectas? Espere, ahora se las muestro, apuesto que nunca vio nada igual”. El fotógrafo, harto, hirientemente, dice: “oiga, abuela, si quiere que saque la foto quédese quieta, ¿quiere?” (cuento de Humberto Constantini, arregado por JPF [y por mi también]).

lunes, 10 de noviembre de 2008

Cólicos, plantas... y me he quedado libre

Amo las plantas. Las acuáticas me tienen muy lejos (tuve en mi vida tres, pero parece que no quieren vivir en mi pecera). No sé. Son como dicen los ignotos: “mi cable a tierra”. Lo más cerca a mi verdadera diosa, la Pacha Mama, un nombre tan ajeno como las algas, por lo que elijo llamarla Naturaleza o Universo; es casi lo mismo, con menos aura místico. El otro día le daba vida (los que nos sabemos podemos) al jardín de Gabriel. Plantaba una Alegría silvestre rosa y un Malvón color rojo en macetas. El sol abrazaba mi dañada nuca. Llama Leandro, su mejor amigo hétero. Atiende:

-Si, acá está, plantándome unas plantas en el jardín- ... -Y sí... le gusta la jardinería...

Por no decir: a algunos se les da por jugar con la ropa vieja de la mamá y la abuela... a él (a mí), solo por la jardinería.

Hace unas semanas mi obsesión giraba alrededor del fenómeno OVNI. Cada día creo más. Pero me cansé de esperar en el patio de casa, mirando el cielo, antes de irme a dormir, todos los días... el cielo no me regala ni estrellas fugaces. Dicen que si uno vive en el campo (o cualquier lugar abierto, libre de luces artificiales y contaminación), el cielo de noche es tan límpido que la luz de las estrellas permiten andar por ahí como si fuera de madrugada. Mágico; entre otras cosas, el espectáculo de las estrellas fugaces es cansador.

Así que volví con mis plantas, a la luz del día. Están cada día mejor, en parte por los calores de la primavera, en parte por mi. Me quedé sin malvones en el patio trasero (en el fondo no tengo lugar con tierra disponible, por lo que tengo mis plantas en macetas) , porque los trasplantamos al parque de adelante, con muchos conejitos (cuatro entre cada malvón) . Del otro lado también pusimos Alegrías. Mi diosa promete un verdadero espectáculo de colores para dentro de poco más de un mes, si el Rott no destroza el trabajo que tanto nos constó a los integrantes de esta casa.

Ahora la sana tara me agarró por los bonsai. Ya lo decidí. Creo que estoy listo para empezar. Busqué toda la información que pude por la web, y descubrí sin mucha sorpresa que tengo lo más importante: mucha experiencia, conocimiento de jardinería que no se transmite. Obvio que no es lo mismo. Pero es una buena base. Ahora me debato entre semillas de ciruelo o de limonero, o laurel, u olivo o romero. Ya es casi seguro el romero, el próximo año ciruelo... y el tiempo dirá que más. El tiempo..., porque este proyecto es de años, y esta primera parte es la más larga y desgastante.

Hace mucho tiempo que no escribía nada. Estaba muy ocupado. Perdí mucho el tiempo. No sé que me pasó. Tenía una única oportunidad para rendir una materia el día de hoy, precisamente a esta hora. Pero hace tres días me enfermé de algo que desconozco, tengo cólicos muy fuertes, y he ido al baño más veces de las que iría normalmente en una semana. Después de tocar el botón del inodoro 6 veces (y solo hasta las 12 del mediodía), uno se termina por preguntar si ha comido en el vida tanto para tanto cagar.

Ahora estoy libre. Tengo mucho tiempo libre. Solo espero que no me ataque la culpa. Voy a estudiar lo que pueda para el año que viene, supongo que armaré resúmenes, cosa que amo (...) Hasta que encuentre trabajo, que mucho no quiero, pero sabe dios(a) que necesito aires nuevos.

PD: Mi novio tiene nuevo blog. En él se despacha con esos sueños que lo atormentan (mi muchacho solía ser niño índigo, ahora que es adolescente maduro tiene otros poderes que envidio), con la yapa de su propia interpretación. Un auténtico salvavidas para mi, porque cuando me los cuenta por dios que no puedo concentrarme en lo que habla, por lo que los recuerdo (a sus sueños) cuando los leo allí. Para los que están acostumbrados a leer hermosos post, prometo que lo ayudaré en la redacción de los suyos (no te ofendas amor, vos el cerebrito, yo el escritor): http://gabodreamblog.blogspot.com/