martes, 30 de diciembre de 2008

2008 : ahora puedes descansar en paz

Este 2008 ha sido muy especial para mí. Fue el año en el que todo comenzó. No es que mi cabeza este cruzada solo por mi tema con la sexualidad, pero no puedo negar que me reprimí durante 20 años. Y cuando todo explotó ya nada fue igual. Fue como si estuviera esperando inconscientemente ese momento, que fue el desencadenante de mi actual felicidad. No soy un iluso (yo soy de los que creen que la plenitud llega al final de la vida), pero este año supe realmente, con pruebas, que podía estar bien, que el mundo no estaba en contra mio, que todos tenemos oportunidades, que nada es tan malo como parece... que el que sabe esperar obtiene lo que quiere, que todo se aprende. Vean, no sé cómo expresar lo que en este momento siento. En estas dos horas fui de la tristeza a la resignación, de la alegría a la calma; luego sentí un vacío que conozco poco, que me deja el espíritu calmo pero inquieto. Y me di cuenta que no voy a poder decirlo con palabras, puesto que vengo retrazando este post desde hace tres días y ya no me queda más tiempo.

Cuando no se puede no hay que forzar nada. Así que les dejo un beso a todos. A todos mis comentaristas (que son los mejores) puro éxitos. A Gabriel un TE AMO enorme. A aquellos que corresponde un GRACIAS. Y nos leemos pronto.

Ahora mi regalo de Año Nuevo (sí, a veces, soy cursi).



miércoles, 24 de diciembre de 2008

Navidad para todos

Estoy pasando una pre-Navidad de mierrr..., desde antes del medio día de este 24. Pero no voy a hablar de eso, porque me pasa siempre, y porque estas fiestas son siempre un bajón que no puedo pilotear.

Mi tema es otro.

Estuve leyendo por todos lados que las mujeres suelen regalarse para las fiestas una prenda de ropa interior (la de allá abajo), rosa, para las fiestas. Solo por hoy me voy a liberar del tabú de llamar la ropa interior por su nombre (sí, padezco de ese vergonzante tabú). Las mujeres, entre ellas, se regalan por lo menos una bombacha rosa para esta Navidad. No lo entiendo. Evidentemente es una tradición que no tienen ganas de romper. Pero ¿por qué una bombacha? ¿Y rosa? Si hay algo que no encaja en todo este esquema mío es el color, aquel exclusivo de las niñas y de los homosexuales de antaño (aunque últimamente se puso muy de moda en las remeras de todos). Bombacha rosa... me imagino a todas las féminas de una reunión navideña... hermosas ellas, con sus mejores telas, peinadas como ángeles, auténticas bestales. En mi imaginación las veo en pollera. De repente, la virgen de los vientos de Sabina les levanta esa pollera. Ellas no tienen buenos reflejos como Marylin M. Y a todas se les ve la misma bombacha rosa... un horror.

Bombacha me suena a ropa interior de vieja mujer decente. Una prenda amplia que cubre y sostiene todo (así la imagino). En mi mente no caben (¡y no sé por qué!) esas... bombachas... que tienen otro nombre... más... (¡dale Gustavo!, animate)... ¿divertidas? (carita ruborizada). Ni esos famosos culots (estoy seguro que mis amigas los llaman así) que tienen mucha onda.

Y rosa... dios... Yo regalaría una blanca, o roja... hasta azul, no rosa.

¿Y los hombres? ¿A nosotros no nos regala nadie nada? No da para que nos regalen nada de eso rosa... Pero, qué sé yo, este servidor no se ofendería si entre los "regalos usalo antes” se incluye...

CAMPAÑA "REGALAME UN CALZONCILLO BLANCO PARA LA NAVIDAD '09"

Visto que las mujeres usan una bombacha rosa nueva la noche del 24-25 de diciembre (laudatorias para las que interrumpen su uso en medio del festejo), esta campaña se propone regalar al caballero un slip o boxer a preferencia (yo me quedo con el segundo) de color blanco... el negro esta trillado, el rojo es de fiestero. A mi el blanco me encanta. Y me queda tan bien...

Condiciones: que sea de algodón.

Aca una fotito mía con mi regalo de la Navidad '09 (el chico sería yo).

lunes, 22 de diciembre de 2008

Muerte al flogger

En el día de ayer, Domingo, a la salida de un boliche, un chico llamado Guillermo, 16 años, en la provincia de Córdoba fue, digamos, ¿se puede?, “sencillamente” asesinado... por flogger. Sí, yo cuando leí la noticia en Crítica de la Argentina pensé que Cumbio -que escribió una nota de opinión- estaba haciendo una denuncia social con palabras metafóricas un poco desvariadas; no me reí, pero me detuve a leer, para tener posteriormente un comentario para poder mofarme entre los míos. Si era metafórico, no entendí lo que dijo, por lo que me fui a la nota de referencia: “MATAN A GOLPES A ADOLESCENTE FLOGGER”. No resultó ser un anzuelo, sino la cruda realidad: “por llevar pantalón violeta, camisa amarilla, comba y zapatillas blancas” -reza la nota-, fue el blanco de un grupo de no se qué (¿cumbieros?, no importa; en serio, ahora no), que le dijeron lo último que escuchó en su vida: “Estas vestido como un flogger”. A continuación le propinaron patadas y piñas “hasta el hartazgo” -otra vez Critica- especialmente en la zona facial y craneal.

Y era flogger, no Superman. Con esa golpiza no pudo menos que morir. Lejos de su casa, de sus amigos, muy ajeno a todo aquello que había ido a buscar esa madrugada: sana diversión. Por detrás dejó una vida trunca, otras muchas destrozadas, y un sinsabor de impotencia en más de uno de nosotros.

(Nota: A mi no me gustan los floggers, por representar lo peor de la adolescencia -aquella de la que no se salva nadie-, pero jus-ta-men-te entiendo que son chicos jóvenes, púberes, y que la rebeldía les explota por algún lado. Y mi disgusto con los floggers termina ahí. No más.)

¿Qué onda? ¿Ahora matan por ser flogger? Uno intenta (yo no puedo), y se pone de los dos lados. No se puede justificar, pero diríamos que los atacantes les molesta que otros “tengan más” y ellos no (hablamos de plata, ¿no?, entre otras...). Porque acá “ellos” atacan (matan) por diferencia: ellos se opone a nosotros, pero no digamos nosotros, esta vez le toco a otro... “Ellos” mataron a “otros” por diferente. Por intolerantes. Sí, son intolerantes. No se bancan la adversidad de la vida. ¡Y que bien que está! Pero eligen la peor de las formas para decirlo, sin conseguir nada a cambio. En este caso, matan.

...

A un costado de la nota había un cuadradito. A mitad del mismo ya pensaba que era un pelotudo el que escribía; pero me equivoqué, resultó ser pelotuda. No quiero influenciar la opinión de nadie, mejor vallamos a los hechos. Después pensemos de cuántos lugares viene toda esta mierda:

¿Será floggerfobia?

Hay cierto acoso a estas tribus, aunque ellos lo nieguen. A veces, sin quererlo, los propios floggers provocan estas situaciones. Nada justifica la violencia, pero los cumbieros o los del hip-hop, que pertenecen a una clase media o media baja, se sienten agredidos cuando los floggers hacen alarde de las marcas o de las cosas que tienen.

Siempre hubo chicos de clase media y clase baja, pero la violencia está tan latente en nuestra sociedad que cualquier cosita que tocás explota. Hay adolescentes que tienen que diluir su estética floggers, en el colegio porque si no, a la salida, los agarran a trompadas.

Lamentablemente esto va a seguir creciendo. Los sociólogos pronostican la creación de tribus más violentas, como sucede en el resto del mundo, y el contexto está dado para que así sea. Lo que pasa acá con los floggers esta pasando con los emo en México, donde los grupos se juntan a pegarles y ridiculizarlos. Allá se habla de una emofobia y nosotros podríamos hablar de una “floggerfobia”.

[La pelotuda es] María José Hooft, autora del libro Tribus urbanas, maestra de la cátedra Subculturas Juveniles en distintos institutos. Las negritas las puse yo.

martes, 16 de diciembre de 2008

Muntazer al Zaidi



Muntazer al Zaidi es iraquí, periodista, y como muchos... odia a Bush.
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...
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De hoy en más en mis oraciones. Larga vida para tí

domingo, 14 de diciembre de 2008

Noche de sábado

Hacía mil que no salía un fin de semana. Porque no tenía plata, porque alguien más no podía, porque no quería molestar o no era el momento indicado. Excusa va, excusa viene... hacía más de dos meses que no salía. Y es mucho tiempo. No es que no haya tenido periodos de reclusión mayores. De hecho empecé a salir de noche recién este año; antes no me llamaba la atención. Pero como el hombre es un animal de costumbre (mi tía diría que también es muy fácil que se acostumbre), esta situación me producía algo de angustia. Cosa que ya pasó.

Ayer me fui de casa como a la una de la mañana. Debía haber estado una o dos horas antes en el centro, pero entre esto y aquello (y un poco más de lo otro), se hicieron las 12 y no me había bañado, no sabía que ponerme, y mi pieza era el Caos mismo.

Llegué al centro, y me llamó Gabriel; que estaban en la casa de Maxi, con los chicos; que valla para allá.

Llegué. Tristísimo. Parecía reunión de héteros. Y la música tan divertida... Ni para tomar había. Hasta que de la nada apareció un tal Vaianu, que no esta mal, pero no es como el comercial promete. Y nos fuimos al living a esperar. A un tal Gustavo. Que no era yo. Y “que dónde se metió”, y “que porque no llega”; que “quizás le robaron el celular y no puede comunicarse”, que “esta tirado en una zanja”, o peor, que “esta super encamado”. Cuestión que el alcohol era poco, pero las risas de unos abundantes, y la cara del otro fatal.

-Vamos a la “X”-, (ex Extasis, actual We Love; más fácil la “X”), -capaz que esta esperando ahí-, dice el plantado.

-¿A la X? Noo, yo quiero ir a Pin Up, y no quiero pagar dos veces-, le susurro lastimero a Gabriel. Teníamos entradas gratis para Pin, pero por esperar a mi tocayo se nos vencieron. Y él, Gabriel, que es tan bueno con todos, me termina convenciendo con que “estamos un rato y después nos vamos”, con “no lo podemos dejar colgado” y con más entradas gratis (esta vez de “X”) que al final nos salieron 15 pesos a cada uno.

Bueno, sí; fuimos a la X. Yo no conocía, y la verdad que era como una deuda pendiente. En Mar del Plata hay dos boliches gay, que se dan el lujo de hacer con nosotros lo que quieren. O vas a uno, al otro, o con los “otros”.

Entramos. Si en la casa de Maxi era tristísimo, esto era un horror. Era el típico antro de los '80. Con el descarte musical de los '80 también. Muy película norteamericana de época, en donde el director trata de hacer énfasis en lo marginal. A mal tiempo buena cara, trato que sea mi consiga, y le pongo onda. Me muevo como puedo, sin una gota de alcohol, con esa música imbailable (Nota: amo la música de los 80, pero todo a su momento y lugar). Finalmente concluyo que la “X” no esta nada buena: no hay chicos lindos, y sí muchas mujeres; es chiquito y no tiene onda.

Salimos. Acompañamos con cara de pocos de amigos al plantado, que se fue cabizbajo.

Vamos por fin a Pin. Entramos. José no tenía plata. Por lo que después de mucho pensarlo decido pagarle la entrada porque si no no entraba (la idea era pagar solo el transporte, no el valor de 3 entradas más el transporte, pero bueno, dios proveerá).

La gloria. Ya escribí antes un post sobre Pin Up; no es gran cosa: es chico, hubo veces que la música tuvo problemas, pero que bien que la paso cada vez que voy. Al instante nos mandamos a la pista a bailar. Hasta que empezó el show de los transformistas, que estuvo muy bueno. Terminado, volvió la música, y creo que llegué al climax cuando pasaron You spin me arround (remix).



Después, de la nada, regetón (¿se escribe así?). Todo bien (no voy a decir ahora que estoy harto de esa música), pero no sabía que en este tiempo que no iba a Pin hubiera cambiado tanto. No es un estilo que me moleste mucho más, pero no fui a bailar eso, y cómo me costó.

Creo que lo que más me molestó fue lo loca que se puso la gente cuando empezó esta música. Como si hubiesen estado esperandola toda la noche. Sí, loca; hasta hubo una parejita al lado nuestro que entre el meneo y el perreo (?) se pusieron a practicar sexo oral (lo juro, el chico le levantaba la mini falda y bue...). Al final (en realidad, a la mitad), ya me movía sin ganas, cansado. Cuando después de más de una hora, a media de irnos, volvió la música de siempre. Fue como renacer, pera ya estaba cansado.

Perdidos nuestros acompañantes entre la multitud, con Gabo nos fuimos solos. Llegué a casa a las 8 y tuve que bañarme. Me desperté re temprano (para mi, a las 15 después de trasnochar es temprano), y aquí estoy feliz y contento. ¿Preguntas?

lunes, 8 de diciembre de 2008

Palpando las Fiestas

El post anterior lo tenía que escribir si o si. Era una deuda. Yo sé que no salió bien, que no dije todo lo que tenía que decir, pero bueno, hoy me dieron ganas de ocuparme de eso; a ver si todavía muero a manos de un chorro (ladrón) y no dije aquello que los noticieros, después de mi muerte, levantarán como “las últimas palabras del joven estudiante muerto a manos de malvivientes” (los que me conocen dirán: era un chico tan bueno, tan tan bueno; y lindo, que lindo que era...).

Me hace bien teclear un poco. Y ahora me vuelvo por acá, porque es 8 de diciembre, día de la virgen (Nota: hoy también canta Madonna en Argentina), día para el cual tenía planeado desde hace unos días una publicación relacionada con el título.

No me gustan las fiestas. En realidad, nada que sea por esta época, excepto las variedad de frutas, de flores, las lluvias (¡ay, que gay!, jaja), y creo que nada más. No puedo disfrutar del verano porque soy alérgico al calor (sí, dije bien; por ende al Sol también); no voy a la playa por eso -excusa 1- y porque como de chico fui obeso (ahora soy divino) tengo complejo con mi cuerpo -excusa 2- (y no quiero que mi mamá se entere que me depilo, porque de otra manera no me desnudo a campo abierto -si la cosa se pone brava, esta es otra excusa). Además estar en vacaciones implica, desde hace unos años, que tengo que trabajar en temporada: si no lo hago (como el pasado año, y el anterior al anterior también) no me puedo comprar lo que quiero, papá me pone caras raras , y me aburro (por dios que sí).

Cuestión que todo esto de los calores en esta parte del mundo me irrita. Me irrita también tener que estar “flaco” o “modelado” de una manera especial, por estar más suelto de ropa. Eso quiere decir también comer más sano. Sano. Eso es lo que no se puede cuando al inicio del verano/vacaciones estivales están las fiestas.

La tradición argentina en su afán de no sé qué, copió lo que pudo, por ejemplo, las calóricas comidas del hemisferio norte. Supongo que algo autóctono para estas celebraciones serán las terribles reuniones de la familia extensa, con música -que nunca es la que me gusta-, más comida -ya estoy harto del vitel toné-, cohetes, y noche de olvido toda la madrugada (este 25 me encuentran en Pin Up).

Desde que trabajé dos larguísimas semanas, por un sueldo más que magro, en un bazar, en plena época pre-fiestas, odio estas celebraciones. Siempre digo que haber vendido artículos navideños en aquel diciembre me volvió pagano para toda la vida. En esos días de locura (13 horas corridas, con intérvalo de 15' para comer y estar sentado) no paré de vender luces para arbolitos, bolas y boas para arbolitos, pesebres para arbolitos, arbolitos desde 20 cm hasta 2 mts. Hasta ridículos disfraces y caretas de Sr. Noel vendía (versión hemisferio sur, claro está). A dios gracias que no estuve en casa en el día entero para acordarme del dichoso pino y sus bolas tristes.

Pero ese verano tortuoso terminó. E inevitablemente llegó el siguiente, con la misma historia: el bendito árbol, las luces y toda la parafernalia de una sociedad en crisis. Y no me gusta. Me es absolutamente indiferente, sin sentido. Entiendo que no debemos romper la ilusión de los infantes. Pero en mi casa el más joven tiene más pelitos que el más viejo. Entonces, ¿para qué sacamos esa cosa polvorienta todos los 8 de diciembre? ¿Para quién?

Recuerdo que el la última Navidad, cuando estaba más cerca de las creencias sobre la Madre Tierra y el Universo que mantengo actualmente, me acordé de Jesús (que debemos colocarlo en el pesebre a las 12); mi familia brindo, y alguien recordó, una hora después, al Salvador. Tradición y creencias como estas, yo, ASÍ NO.

Menores de edad

Es de público conocimiento la crisis social que estamos enfrentando en cuanto a seguridad (los que viven lejos, solo lean los titulares de diarios argentinos).

La situación se desmadró. Ya no nos roban monedas, una bicicleta. Ya no entran furtivamente en las casas y se llevan lo que encuentran. Ya nada de lo anterior es esporádico. Todo es periódico y constante. Con plus de muerte. Nos matan. ¿Quiénes? Ellos. Porque es así. De un lado estamos las víctimas (la gente que trabaja, los ricos, los pobres dignos, los que viven y dejan vivir... los que no somos ni una cosa ni la otra, sino que luchamos, poco o mucho, por estar mejor). Del otro lado los victimarios (los excluidos, los descendientes de los eternos “grasitas” de Eva Perón [bueno... los morochos], los que son “chorros” porque quieren... que se yo, la fauna es tan amplia que no quiero detenerme en este momento sobre su diversidad).

Sí; estamos muriendo. Y no es que me preocupe una merma en el futuro censo. La gente honesta en este país es mucha, y siempre será más. Lo que me preocupa es la muerte misma, que es igual para todos. Cada uno de nosotros somos pasibles de morir de la manera más absurda, y por nada. Porque si robaran algo... No, ni eso: basta que estén drogados, que se enojen por no obtener lo que buscan, o simplemente que un ruido los asuste y les haga apretar el gatillo. Algunos matan “careta” (sobrios), según ellos. Y listo. Un gasto para la familia, que de la noche a la mañana tiene que armar velorio (ni hablemos del dolor).

Estamos muriendo. Y ahora es diferente. A parte de ser todos los días, nos matan los chicos. Ellos se amparan (¿entenderán este término?) en la ley, que indica que los menores son inimputables. Ellos portan las armas, los grandesitos hacen el resto. Si cazan a uno de estos chicos... no pasa nada, son menores; ni pueden alojarlos en las comisarias. Los sueltan, para recibirlos a las pocas horas por oto delito más.

Llegamos al tope. Y el debate se abrió. Sonaron voces (esta vez con fuerza), que piden la baja de edad para juzgar delitos y crímenes. Y del otro lado salieron a responder aquellos que no sufrieron nunca una conmoción como las que escuchamos diariamente en la TV. Ellos dicen que no se puede, porque son menores, que son empujados a eso por la droga, que no tienen consciencia de ello. Los otros, que son menores pero matan, simplemente (no dan vueltas, ya no se puede hacerlo).

Y me veo en la obligación de manifestar de que lado estoy. Antes, quisiera contar como es mi vida desde aquel robo, llegando a mi casa a las 8 pm en julio:

Ya no salgo solo, si no con el perro. Y de noche tampoco salgo.

Mis padres me van a buscar del colectivo a la parada si se me hace muy tarde (22 años tengo).

No hago compras por el barrio.

Salir a la vereda a dejar la basura en el cesto... solamente alerta como un perro asustado.

Cuando vuelvo de la calle, las últimas cuadras son las peores: las palpitaciones se me aceleran, y es inevitable mostrarme nerviosísimo; hago cuentas matemáticas para poder concentrarme en algo y evitar agitarme (¿les dije que tengo pequeños problemas de corazón?).

Desde aquel episodio vivo con miedo. Y desconfío de todo el mundo. En especial de aquellos que comparten el perfil de “mi ladrón”: se visten con ropa deportiva (sus zapatillas son equivalentes a medio suelto de un mortal comun), con gorra de vicera aunque sea de noche; en invierno llevan abundante ropa para ocultar armas y los identifico sobre una moto cuando no tienen casco.

Es duro vivir así. Y estoy harto. Lamento las muertes de las víctimas. Profundamente. Pero no la de los delincuentes. Siento que ellos no tienen cura, que son el cancer de la sociedad, que en esta guerra histórica y silenciosa nosotros no estamos en el bando de ellos. Y después esta el tema de los menores.

Puedo entender que el contexto los arroje a esta situación. Y que seamos responsables TODOS nosotros. Pero no puedo entender que haya derechos para ellos y no para nosotros.

Yo, Gustavo Ezequiel Diaz, argentino, DNI 32482046, pienso que deberían estar separados, ya sea en internados, instituciones, granjas en la despoblada Patagonia, produciendo quesos y mermeladas. Ya no podemos permitir esta situación. Tampoco de ninguna manera nuestra vida vale menos que las de ellos. Y ellos no pueden seguir así. Por su bien, por el nuestro, algo debemos hacer. Y todos sabemos que es ese algo.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

El dilema del duende-sirena

¿Saben lo qué es un duende? Duendes son (serían, si les gusta más) seres tan animalitos como nosotros, divididos básicamente en 4 grupos (de agua, tierra ,fuego y aire), a su vez, divididos en sub-categorías, dependiendo de sus características, como gnomos, ogros, etc.

Dicen que no son malos, pero tampoco buenos. Que son la forma alternativa de inteligencia de este planeta, y que no tienen interés en el contacto con humanos. Hay gente que afirma haberlos visto. Un familiar muy cercano a mi vio uno, pero fue tal la conmoción de aquel encuentro que no suelta palabra y niega todo. Los que lo escucharon nervioso después del incidente me cuentan por lo bajo que, con el amigo (de mi pariente) molestaron a un ogro que se les cruzo en el campo, se le burlaron. En respuesta el duende se defendió. Y alcanzó al amigo de mi familiar... que quedó con secuelas mentales por golpes del ogro (parece chiste; a mi solo me contaron, y he de creer en mi familia). Estas cosas suelen ocurrir en el campo y pueblos pequeños. Me refiero a las historias. ¿Ustedes qué creen? ¿Existen los duendes?

Los duendes están muy arraigados en la cultura popular. Famosos son los enanitos que acompañan a Blancanieves (sí, lamento desayunarlos con que la historia disfraza a 7 duendes, número para nada azaroso); o la cosita esa que revoloteaba a Peter Pan (¿Campanita?); los duendes irlandeses que cuidan oro al final del arco iris... sin ir más lejos: los de cemento que tenemos en el jardín, o los mismos Pitufos (ni hablar de la fauna de The Lord of The Rings).

¿Se acurdan de Ariel, la sirenita? Bueno, ella es (era) un duende de agua. Casi no recuerdo la historia: se había enamorado de un rubio divino, y quiso ser mujer (que valiente) (¡naah!, chiste). Supongo que cuando lo logró (porque la historia no cuenta mucho más), se casó con ese rubiazo, y fue feliz, si eso es posible. Se habrá embarazado como cualquier mujer sana, porque ya era mujer. Porque si hubiese sido sirena hubiese puesto huevos... Porque las sirenas ponen huevos. ¿O se embarazan como nuestras mujeres? ¿Las sirenas ponen huevos? ¿Las sirenas son ovíparos o mamíferos? ¿Las sirenas son o se hacen?

PD: Que alguien nos saque de este dilema, que se me ocurrió a mi, y que nos hace pelear con mi novio... y la mitad de las personas a las que pregunté. No vale “las sirenas no existen”. ¿Existe la película de la sirenita? ¿Aparecen en la Odisea? Bueno hagan la abstracción mental y respondan.