domingo, 31 de enero de 2010

Mi blog es mío

Mi blog es mío. Si mi blog no está bien yo no estoy bien. Y si yo estoy bien mi blog debería decirlo.

La última entrada no es de las “buenas entradas”, no por lo mal escrita si no por lo que expresa. Ese día estaba mal, todo había salido mal. Era de noche y el mundo parecía venirse sobre mi.

Esa noche pasó. Sería un gran esfuerzo analizar y explicar todo lo sucedido. Solo diré que ya estoy mejor, que las cosas se aclararon, que todo vuelve a andar bien como antes. Diré solo eso, que hablar todos los días con mi Profe me encanta, nada más. Si no pasa nada antes de algún día de la semana que con el Profe ya hemos fijado, no tendré nada nuevo que contar. Así que hasta ese día... que llega pronto. Nada más.


PD: no estoy entusiasmado, ni contento, ni ansioso… Pero de a ratos sí.

viernes, 29 de enero de 2010

Suspensión de clases

Siento que odio la educación.

Cuando los problemas sobrevuelan la oscuridad, las noches son larguísimas. Uno despierta con la luz del sol alto y termina por darle crédito a las habladurías, sanas ellas, de que “las noches siempre serán largas en esos momentos”.

Tengo la ligera impresión de que mi profe leyó mi blog. Tengo la rara idea de que se inmiscuyó en mi Facebook y encontró esta dirección. Que se devoró algunas entradas. Con mi cabeza caliente, confundida, odiante, elaboré la teoría, sórdida, de que mi profe cree que lo estoy usando, que estoy intentando hacer lo que cualquier muchachito despechado haría. Razones no me faltan. Con mi profe compartimos un amigo, Leandro. Antes de ser mi amigo, Leandro es amigo de mi profe, las fidelidades están a la vista como cartas de juego a la mesa. Leandro le habrá dicho todo lo que él quiso saber, todo lo que yo pude contar. Mi profe habrá sorbido todas mis fotos, mi información personal, y finalmente habrá llegado aquí. Se habrá sonrojado cuando leyó lo del “beso más lindo”, ese que me dieron nunca jamás. Pero se habrá detenido igual en la última entrada, aquella confusa hasta para este autor, que habla de una montaña rusa. ¿Habrá pensado que quería volver a la misma montaña? ¿Que tan solo estaba probando un juego nuevo para hacer poner celosa a la montaña? Mi profe se habrá equivocado también.
Ayer estaba muy ilusionado. Volvería a verlo. A las 11 pm tuve un presentimiento horrible. Un nudo en el pecho que no me dejaba ni tragar agua. Me asusté. Llamé a mi mamá para saber que todo estuviera bien. Mi mamá no me respondió. A la 1.30 en punto me avisó Leandro que la salida se suspendía porque “no hay nadie” en el boliche. Yo me había quedado pensando en el mensaje de mi profe, de una hora antes, de “quisiera que nos veamos en otro lugar que no sea el boliche, solos!”. ¿No era mejor que no hubiera nadie?
Y fue un golpe duro. Salí de trabajar enojado, sin saber a dónde caminar. Me culpé y sentí culpa por permitirme sentir así. Y es que hay algo que mi profe no sabe. Si se entera puede que no lo vea más. Yo no les mentí, querido público, cuando dije que mi profe me gustaba desde el principio de los tiempos. Este joven señor, que respeto al punto de no decir su nombre, me gusta. Yo me ilusioné. Yo empecé a pensar en él. Si esta semana me han visto reír fue solo por él. Que me haya dejado plantado hizo que me olvidara un poco, que lo bajara del pedestal donde lo puse desde el inicio. Me hizo recordar que también es un hombre, de la misma naturaleza que los otros, que puede hacer mucho daño. Me recordó que no estoy para esos trotes, no ahora que me repongo de una caída de caballo importante.
Gracias profe, ahora ya no voy tan acelerado. Haceme lo que quieras, me voy a dejar. Dejame plantado si querés también, te lo voy a permitir. No nos une ningún vínculo, así que está todo bien.


jueves, 28 de enero de 2010

Montaña rusa



Que nadie diga que Paulina guarda rencor…

Es tan raro todo esto. Es como la montaña rusa, esa que no sabés qué lado agarra en cada rulo. Aquella que miraba desde abajo con curiosidad: me subo o no me subo, me preguntaba, hasta que sin darme cuenta ya estaba sentado. Claro, el que se subió más de una vez ya sabe, su exposición al vértigo es adrede. No fue así para mi.

Varias veces me subí a montañas rusas. Me acuerdo principalmente de dos. La peor era la roja. Tengo una foto gritando. Cuando estaba a punto de soltarse me dije: me quiero bajar. Pero me quedé (ni modo). Fue como una eternidad, algo así como 1 año y 8 meses, pero ¡que sensación! No había terminado y ya quería subir a otra. Pero cuando me bajé estaba mareado, confundido. No volví a subir, y recuerdo que no tenía ganas de volver cuando me invitaron. Pero ahora… Já, que no me la cruce.


PD: Hoy tengo clases.

martes, 26 de enero de 2010

El profe



¿Lo digo o no lo digo, lo digo o no lo digo? Ayer fui a bailar con Leandro. Iba mi profe, el único dueño de mis fantasías, si alguna vez las tuve. A mi me gustaba mi profe antes de Facundo, antes de Lucas, antes de Gabriel. Las pocas veces que hablamos fue para saludarnos, solo en la facultad. Sabía cosas de él por Leandro. Mi profe se enteró que me separé y apareció en mi msn, en mi cel, y en el boliche.
Fue difícil, más de lo que esperaba. Estuve a punto de irme, hasta que quedamos solos.
-Sos un poco duro- le dije-. Para bailar también.
Así empezamos a hablar. Yo ya no le iba a insistir más. Pero todo se dio solo. Cerca de una mesa me fui acercando… y el se alejaba. Hasta que le dije que no lo hiciera más, y el que se alejó fui yo. Me dijo que se estaba alejando porque se quería ir más atrás, y me tomó de la cintura…



Nunca nadie me dio un beso tan lindo.

PD: En verano, en el Horno Pastelero también se cocinan bombones.

sábado, 23 de enero de 2010

Corazonada

A pedido de Gabriel (…) borro la última entrada. Espero que así sí te guste, amigo.


En el capítulo anterior...

jueves, 21 de enero de 2010

Día # 9

Como le dije ayer a mi amigo, yo no debería estar pensando en estas cosas, se supone que AÚN me estoy separando, que todavía no corté el cordón que me une a mi ex, si es que tal cosa existe (lo del cordón… metafóricamente… en general para todos… bah, qué se yo).
Pero las noches son eternas, y con este ritmo más que todos los tangos, una canción que me queda bien en este momento y es la del gran Sabina, 19 días y 500 noches.
En fin, a lo que iba era a mi intento de distracción. Agregaré una nota de color, algo que escuché por ahí, ¿será para todos? Una amiga una vez, entre risas de oveja, me dijo que mientras estas de novio se te acercan hasta los perros, pero cuando quedas libre, soltero (llámenlo como quieran) no existís para nadie, que nadie te da bola… Yo recuerdo que no era así mientras estaba de novio. Pero no era algo que me mortificara; yo soy fiel por naturaleza y por muy cerca que haya estado de cometer un error (esa noche fue larguísima) siempre honré nuestra relación, mucho más porque nadie me registraba. Pero cuando cortamos las cosas cambiaron, mi sensación de miedo a quedarme solo por el resto de la eternidad no fue más que eso, una sensación. El mundo me hizo saber que las cosas no tienen que ser así necesariamente, rápido se me presentaron las evidencias, y ahora las noches no son tan largas, porque además tengo leyendo un libro buenísimo en la mesa de luz que también tiene un protagonista con el mismo color de pelo.
(No es que esté para tirar manteca al techo, pero) Igual está bien hacerse el distraído un rato (“¿vos decís?”, “ni idea, jamás me di cuenta”, le dije a Leandro), dejar pasar un tiempo, prudencial aunque sea. Algo así como cuando los Vicario le pidieron a los San Román esperar 4 meses hasta finalizar el luto por la pérdida de una de las hijas del matrimonio, antes de casar a Ángela con Bayardo (puro formalismo, aunque nos muramos de ganas).

Las cosas no tienen que estar tan mal. ¿Acaso, verdaderamente, no podemos ser amigos? Nos debemos la charla, falta cada vez menos para eso. Como dicen en mi familia, no esta bueno hacerse mala sangre.

viernes, 15 de enero de 2010

Papá

Hoy soñé que hacía el amor con una compañera del trabajo. En realidad no era mi compañera, solo tenía su cara. Nunca trato de interpretar mis sueños, son rarísimos.
Así que hice el amor con una mujer que poco se parecía a mi compañera, excepto por la cara. Era hermosa, era perfecta, era como me gustan las mujeres. Fue genial.
Después entró un chico que no conozco (o quizás sí) y nos extorsionó. Nos dijo que si no lo dejábamos “participar” contaría todo. Mi mayor temor no era que hablara de lo que había sucedido, si no que dijera dónde había ocurrido. Yo, sin mucho convencimiento le abrí la puerta y lo dejé quedarse. Quería hacerlo, aunque más quería quedarme sólo con él.
Cuando quisimos darnos cuenta de la hora eran las 9 de la mañana. Yo esperaba despedir a mis invitados mucho antes del amanecer. Pero ya era demasiado tarde.
Entonces alguien más tocó a mi puerta. Esta vez era mi papá, que quería tomar unas medidas de la ventana de mi pieza. Le dije que lo hiciera en otro momento, que no lo podía dejar pasar. Él insistió y casi me obligó a dejarlo entrar. Todo era terrible. Había violado la más importante de las reglas de mi hogar, no tener relaciones sexuales debajo del techo de mis padres. Y ahí me encontraba yo, no solo con una mujer sino con un hombre, que no le importó mi pedido de discreción y fue el primero en cruzar el umbral de mi habitación para dirigirse al baño, no sin antes mirar desafiantemente a mi papá. Mi papá siguió con los ojos al desconocido semidesnudo dándole la espalda y luego me miró. No sé si encontró mi mirada, pues baje mi cabeza. Lo había traicionado, y eso no era lo peor, se estaba dando cuenta que yo era gay. Y más lo confundía con una chica cubierta de sábanas en mi pieza.
¿Por qué insistió en entrar? ¿No pudo haber quedado todo en una travesura?

Hoy desperté con algo de amargura. Ayer, cuando con mi papá volvíamos a casa, le saqué tema de conversación. Por lo general vamos callados, ambos cansados, sin muchas ganas de hablar. Pero ayer fue diferente. Propuse el tema para poder hablar de mi, pero él se entusiasmó y habló mucho. Pude sentir que conducía más lento para hacer la charla eterna. Me encantó que lo hiciera.
Amo tanto a mi papá, y es la primera vez que me doy cuenta de ello. Tanto mal trato de mi parte me hace pensar en todo el tiempo que he perdido, en lo poco que me queda ahora. No es que él me esté por abandonar, pero el miedo sobrevuela mi cabeza y a veces es insoportable. Ya no sé que excusas inventar para pasar tiempo con él, decirle que lo quiero sin que se asuste (nunca se lo digo).
Mi papá es la única persona que me importa en este mundo que aún no sabe de mi boca que soy gay. Lo quiero tanto y tanto lo respeto que tengo miedo de defraudarlo, hacerle sentir dolor. Tengo miedo que llore, no puedo permitir que eso ocurra. Yo sé que algún día lo entenderá; yo sé que él me ama y que verme feliz lo hará feliz, pero tengo tanto miedo de los primeros instantes.
Cuando me preguntan que opina mi papá siempre digo que nunca se lo dije pero que de todos modos él lo sabe. Estoy seguro que un día me vio darle un beso a Gabriel. Estoy seguro que puede comprender que mi relación con él fue más que una amistad. Mi papá debe comprender que soy más prolijo y cuidadoso en mi forma de ser, comportarme y vestir que mi hermano por algo más que no es empeño en superarme. Nunca hablo de mujeres con él y… excepto por un error (eso me atormenta) él sabe que lloré una vez por Giselle. Yo estoy seguro que lo sabe, que lo debe imaginar, pero yo nunca se lo dije.

jueves, 14 de enero de 2010

No me jodan que tengo franco

En mi día de franco decidí pasarla bien, tranquilo. Conseguí que no me molestaran a la mañana y terminé despertando a la hora deseada, bien descansado.

A la tarde me fui a cortar el pelo. Una experiencia interesante, excepto por el precio, que subió más del doble. Llegué y mientras esperaba uno de los peluqueros me clavó los ojos, se acercó y me dijo, “te voy lavando la cabeza”, e hizo lo propio. Mientras, se miraba con los compañeros y se sonreía a la vez que me ponía colorado. Otro peluquero se acercó y me tocó con mucho cariño el hombro; me preguntó si me cortaba con alguien en especial y ante mi negativa el que lavaba la cabeza dijo “¡SE LO CORTO YO!”, pero el que me tocó el hombro le dijo que no, que lo haría él; yo me ponía más colorado, pero esta vez me reía. Mientras me cortaba el pelo solo pudo arrancarme el nombre, pues en esa situación (la del corte de pelo) me vuelvo muy parco, tengo miedo, no me gusta y mi cara es algo elocuente. Cuando terminó, apareció el primero, el que me lavó la cabeza, y también me preguntó el nombre (yo me quedé con ganas de saber el de él, soy tan boludo…). Divinos los chicos, me hicieron sentir especial.

Después me fui a hacer unas compras. Me compré otro boxer, negro y fucsia, re lindo. En el camino me detuve a tomar un helado, asqueroso por cierto, con solo decir que lo mejor fue el cucurucho (del helado, jejeje). Antes de eso, también en el camino, me encontré con Giselle. Hacía más de dos años que no la veía. Sigue igual. De frente, me miró de reojo y se hizo la distraída. Entonces me acerqué y le arrojé con saña un bollo de papel que llevaba en la mano, directo a su cabeza. Se dio vuelta y me miró y la saludé con mucha hipocresía. Aceleré el paso, pero me chistó para que vuelva y la saludé. Colgó el celular (porque venía hablando) y empezó el monólogo. Sigue igual, dije más arriba. La charla fue algo así.


Yo: Hola -beso-, ¿cómo andas?

Ella: Ay, hola, ¿cómo estás? No te había visto, porque iba hablando por celular. Yo ando todo el día hablando por celular, en la calle también ando todo el día. Cualquiera va a decir que no lo quiero saludar pero en realidad es que no me doy cuenta…

Yo: Sí.

Ella: …y acá ando, haciendo unas compras, porque me voy al Sur, sí, por unos días, viste, por lo de mi tío, voy a cubrir unas vacaciones, un par de semanas, nada más, qué sé yo, está bueno. Y me quería comprar algo para llevar, ya que me voy de viaje. Y me pasa siempre lo mismo. Encuentro algo que me gusta y no tienen mi talle. ¿Y vos cómo andas? Yo encima con dolor de pie, viste que cuando nos veíamos tenía problemas en el pie, pero bueno, acá ando. ¿Y vos que estás haciendo? ¿Laburando, estudias?

Yo: estoy en una librería…

Ella: ¡Ah!, mirá que bueno, lo que te gusta, debés estar encantado. Bueno, me voy yendo. Que bueno que me hallas saludado, porque una vez te crucé en el centro y parece que estabas enojado y no me saludaste, no sé porqué. Igual que una vez en el colectivo. Subiste con un chico y yo estaba con mi mamá. Nos la pasamos todo el viaje preguntándonos si eras o no eras vos. Al final te bajaste y eras vos. Así que bueno, espero que estés bien. Un beso, chau.


Giselle no paró de mirarme de arriba abajo (yo me pregunto, ¿no se da cuenta la gente de lo feo que es hacer eso? A veces me muero por ver el atuendo o el aspecto general de la gente, pero procuro hacerlo con disimulo, no con desespero), por suerte yo estaba bien, muy combinado, no como ella, que era un desastre.

Después me fui a visitar a una amiga a su trabajo, hablamos muy poco, lo suficiente como para saber que no estoy tan mal, que hay cosas peores (la pobre no se toma día libre desde hace un mes, así tiene la cara).

Un día de saldo positivo, sin dudas.



PD: Finalmente me compré cera para depilar. Ya estoy más flaco, y tengo en mente empezar natación.

PD II: El video no tiene ninguna connotacion especial. Ese tema me gusta mucho, siempre imagino que Valeria se lo dice a Cacho Castaña, y que por su parte él canta "Ojalá que no puedas". Quería poner el de Amalia Montero (Ando buscando), pero no puedo.

miércoles, 13 de enero de 2010

Simplemente amigos

A E. Quinto Gabriel S. no se le ocurrió nada mejor que dejar las cosas en claro. Me parece perfecto. Me dijo que quería ser sólo mi amigo, para poder salir adelante, algo así dijo. Y aunque no lo compartí me pareció bien. Le dije (y esto debe ser lo único verdadero que dije) que yo lo quería y quería que él estuviera bien y que si eso lo hacía sentir así para mi estaba todo OK.
Colgamos el teléfono. Se supone que hoy nos veríamos. Hoy lo emborracharía con alguna mezcla que inventariamos y lo haría decir algunas verdades. Así habíamos quedado por teléfono un minuto atrás. Pero le envié un mensaje diciéndole que mejor nos veamos otro día. Supongo que fue lo mejor; de otro modo, ¿lo hubiese soportado?
Y ayer tuve un día de mierda. Gente hincha pelota con reclamos acordes; los dueños que estaban encima mío y hasta el más estúpido de sus hijos que me enseñaba algo.
Ya hacia el anochecer me distraje un poco. Me puse a pensar en lo único bueno, nuevo, rubio y gay que me pasó desde que empezó todo esto (yo ya no estaba de novio), me reí un poco y así terminé mi jornada laboral.
Pero hacia el final empecé a darle fuerza a mis sentimientos. Terminé con un dolor de panza importante, que me duró hasta esta tarde, tanto el odio, el enojo y la tristeza que tenía.
Supongo que Gabriel leerá esto. No me importa, aunque quisiera que no volviera por este lugar. Se me nota desde lejos que estoy enojado, despechado y tengo un puñado de sentimientos que no encuentran aún su lugar. El tiempo lo arreglará todo, solo espero no cometer muchos errores en lo que dure ese tiempo.
Gabriel es una persona importante para mi, y pase lo que pase siempre quedará en mi memoria lo mejor que hemos vivido. No pienso en la idea de perder ni la posibilidad de frecuentarlo aunque sea como amigo, pero, ¡entiéndanme!, me siento mal, y no quiero verlo ni oírlo por un tiempo. Si hay algo que hablar, seguro que sí, será en otro momento, más adelante, espero que en unas semanas. No ahora.


martes, 12 de enero de 2010

En la librería tenemos libros, pero más también

Abi ayer estaba mal. Conny la había hecho poner de mal humor canalizando su represión y angustia interna sobre la pobre Abi.

Abi es delgada, morocha (me trae a la memoria a Fabiana, mi amor platónico de la secundaria), tiene unas piernas que me recuerdan a mi mamá y la cola de pocas chicas. Es simpática, me hace reír. Ayer me dijo que era lento, la miré y se rió, y me dijo que quizás ella era demasiado rápida. Nos reímos más. A veces pienso que exagera. Cuánto quisiera que ya fuera así de putísima, porque es la impresión que quiere dar, muy liberal. Realmente quisiera que así fuera… siempre amaré esa libertad.

Parece frágil, pero ha de ser más fuerte que yo. Tenemos la misma edad, pero desde el principio pensé que tenía por lo menos diez años más. A veces se le nota, eso de ser pendeja aún se le nota.

Abi tiene “marido”; a diferencia de Marina (que también tenía uno, un nene de pecho 10 años menor al que no le pudo robar un hijo) convive con él. Ellos se escaparon de un pequeño pueblo, de su monotonía, de su mente cerrada. Ahora parecen felices. El le lleva comida caliente todos los días a la hora de la cena. “Qué le das a cambio que te trata de esa manera”, le pregunté riéndome, “Ni te imaginas”, respondió, y nos reímos.

Fue Abi la primera persona en saber de mis problemas con Gabo. Ella pareció percibirlo, y cuando se lo dije en la escalera me dio un abrazo. Valoro mucho esas cosas.

Abi y Marga charlan bastante. No pueden estar peleadas ocho horas diarias seguidas. Por eso hablan bastante. Pero también tienen muchos encontronazos. Diferencias, qué se yo. Marga es tan especial. Tiene ese nombre tan único, una gran herencia de su madre, que si no lo eligió lo permitió, y eso es mucho.

Hace unos días hablábamos de tribus urbanas. Tamara, que esta en el turno anterior, me dijo que ella (misma) es Hard Core (una chica que anda en skate y escucha música de ese estilo). Y a mi se me ocurrió preguntar qué era un hippi hoy en día. Coincidimos todos en que ya no existen, que por lo menos no los podemos ver. Sin embargo yo no estuve seguro de eso. Yo pienso que Marga es hippi, es su esencia.

Margarita esconde vivos ojos verdes con unos anteojos un poco gruesos. Tiene el pelo largo castaño claro, pero se lo aclara y juraría que es rubio; lo deja siempre suelto, libre. Su manera de vestir es particular, es genial, no podría describirla. A pesar de vivir presa de sí misma (cada día menos), Margarita está condenada a la liberta eterna. Si fuera un pájaro sería una paloma, si estuviera en el campo tendría flores enganchadas al pelo. Marga siempre llora, no lo puede evitar. Tiene un novio, el amor de su vida, que tampoco puede evitar: pelean bastante pero están hechos el uno para el otro.

Ella tiene una historia de vida un poco complicada; no me corresponde a mi contarla. Lo importante es que hoy tiene la oportunidad de cambiarla, y está a punto de hacerlo. Le deseo lo mejor.

Ezequiel es mi otro compañero. Ambos compartimos ese nombre. Tiene 25 años, la altura perfecta (169 cm), medio morocho, medio pelado, medio gordito, super carismático (a mi no me gusta, pero no quiere decir que sea feo, en absoluto). Un hombre responsable, sale con la más responsable del turno de la mañana. Se nota que se quieren mucho (y es lógico, aún no llegaron al año juntos). Su persona me atrae. Siempre necesito hablar con hombres, pero en la librería todos saben que soy gay y a veces, todavía pienso que a algunos eso les debe incomodar. Con Eze hablo bastante. A veces lo dejo tranquilo por eso, porque creo incomodarlo. Parece, sin embargo, que no es así pues cuando estamos sin hablar él me busca conversación. Eze es muy agradable, me encanta ver la manera en que hace cuentas, no se le escapa nada. Una vez hablamos de mi idea loca de dedicarme a la acuariofilia. Le dije cuántos huevos podían poner una pareja de peces, y a cuanto se vende cada pez. Me dijo que haríamos negocios juntos, pues agarró la calculadora y llegó a la cifra de 500.000 pesos por año. Como nos reímos. Es un grande Eze, otra persona a la que estimo mucho y le deseo también lo mejor en sus proyectos (pareciera haber armado toda su vida).

Es difícil pensar cómo en un clima tan hostil, tan cargado de cosas negativas, de sus dueños… pueda rescatar cosas como estas.

viernes, 8 de enero de 2010

Todo concluye al fin

Hubiese querido que esta fuera una entrada pícara, una broma del día de los inocentes… me atrasé para ello…

Tenía que darme cuenta ahora que la vida no era del color de los labios de mi amante favorito.

Hace un puñado de días (¿realmente tan pocos?) dejamos en claro con Gabriel qué era lo que sentíamos y cómo lo sentíamos. Descubrimos que no era lo mismo, peor, que era mutuo, que coincidíamos en las mismas y extrañas fantasías y temores, y que ya era hora de replantear lo que antes era para siempre. Con Gabo, mi querido, mi amor, el hombre al que siempre querré pase lo que pase, decidimos decir basta y terminar con casi veinte meses de amor.

Se acabó. El amor de amantes se acabó. Pero nació el fraternal, uno quizá más puro, más libre, ese no acabará.

Ahora estoy solo. Me siento solo. Se que puedo ver a Gabo todos los días, que me llamará a diario y que si quiero perderemos nuestras noches por teléfono, pero estoy solo. También sé que las cosas no cambian mucho, una relación como la nuestra no termina de un momento a otro, que todavía no le he dado el último beso.

¿Que si lo extraño? Muchísimo, más que antes. Y hasta más lo quiero, pero sabemos muy bien que mejor así.


A mi amor, al primero, al más grande, al más lindo, al mejor... lo mejor. Te estaré siempre agradecido y siempre te amaré.

lunes, 4 de enero de 2010

Adicto

Tenía planeado un aburrido post sobre mi aburrido Año Nuevo (eso me pasa por poner muchas expectativas). Lo dejo de lado, por el bien de todos.

Desperdicio mi espacio en la web para mostrarles un video que ya se vio en otro blog (en muchos, seguro), y que yo encontré hace poco. Me he vuelto adicto.

Aquí la letra (continúo estando en contra del Imperio, pero como no comulgo con ninguna de las interpretaciones castellanas online y la verdad que no estoy como para hacerla yo, se las dejo en inglés… no es muy difícil, y si buscan la traducción pueden entender de qué viene). ¡Fuck you para todos! Y besitos.



Fuck you

Look inside, look inside your tiny mind,
then look a bit harder
Cause we' re so uninspired
so sick and tired, of all the hatred you harbour
So you say it's not OK to be gay
well I think you're just evil
You're just some racist, who can't tie my laces
Your point of view is medieval

Fuck you (fuck you)
Fuck you very very much
Cause we hate what you do and we hate your whole crew
So please don't stay in touch
Fuck you (fuck you)
Fuck you very very much
Cause your words don't translate and it's getting quite late
So please don't stay in touch

Do you get, do you get a little kick out of being small-minded?
You want to be like your father
it's approval you're after
Well that's not how you find it
Do you, do you really enjoy living a life that's so hateful?
Cause there's a hole where your soul should be
You're losing control a bit
And it's really distasteful

Fuck you (fuck you)
Fuck you very very much
Cause we hate what you do and we hate your whole crew
So please don't stay in touch
Fuck you (fuck you)
Fuck you very very much
Cause your words don't translate and it's getting quite late
So please don't stay in touch

Fuck you, fuck you, fuck you
Fuck you, fuck you, fuck you
Fuck you

You say you think we need to go to war
Well you're already in one
Cause it's people like you
That need to get slew
No one wants your opinión

Fuck you (fuck you)
Fuck you very very much
Cause we hate what you do and we hate your whole crew
So please don't stay in touch
Fuck you (fuck you)
Fuck you very very much
Cause your words don't translate and it's getting quite late
So please don't stay in touch