miércoles, 26 de mayo de 2010

La escritura que calma a esta fiera

Mal o bien que lo haga, escribir me calma. Y hoy necesito hacerlo más que siempre.
Acabo de llegar de la calle. Fui a hacer las pases con Horacio. Ayer tuvimos un problema y por chat, a la noche me lo recordó, no aceptó mis disculpas y se fue saludándome con poca emoción. Y yo estuve todo el día pensando en él.
Decía que había ido a hacer las pases. Fui en bici. De mi casa a su trabajo -él único lugar que sus 29 años nos permiten encontrarnos- hay un trecho largo, tanto como media hora. Me congelé todo. Y a eso debo agregar que el fantasma de una recaída de resfrío fuerte por “Bicentenario” me susurra al oído.
Llegué. Enganché la bici en él único lugar que me quedaba libre, un poste cagado en el piso. No importaba, me arriesgué igual a enroscar el candado.
También me arriesgué a mandarle un mensaje de texto desde la puerta, para darle una sorpresa, preguntándole si nos podíamos ver; él tenía que responder que sí. Me arriesgué porque todos me vieron con un celular poco común, uno de esos de sólo tres botones que salen como medio sueldo de ciudadano común y que sólo a mi papá se le ocurre regalarme (sí, hoy no hay poronga que me entre bien). Digo que me arriesgué porque Mar del Plata es cada vez más insegura; pero no importaba, yo quería hacer las pases con Horacio.
Pues bien. El señor me respondió que mejor que no, que nos viéramos otro día, que estaba muy nervioso por unos pasajeros insufribles y que tenía “miedo de decir cosas que no quería”.
Solo y con frío y lejos de casa: me fui a dar una vuelta por el centro, masticando mi rabia. Más que eso yo diría frustración. Tomé San Luis por la plaza y -maldito pueblo-, ¿adivinen con quién me crucé? Les evito el duro ejercicio mental: con Gabriel. Supongo que iría a su clase de inglés, con la campera verde oliva que le regalé por su cumpleaños último, esa que cuando estábamos juntos no quería usar “para no gastarla”. A veces me siento afortunado al haber sido novio de un tacaño, de no tener un solo regalo suyo... no tengo que recordarlo cada vez que me pongo una campera que me queda bien.
Lo vi mucho antes que él a mi, y como no iba a volverme inflé el pecho y levanté la cabeza. Lo saludé y seguí caminando firme, sin volver la mirada. ¿Será posible? Yo estaba bien, de repente una nueva crisis existencial, otra pelea con Horacio, y en menos de una semana recibo un mail suyo (sí, esto no lo conté pero fue hace unos días) y también me lo encuentro en la calle. “A veces pienso que dios me provoca como provocó a Moisés en el desierto”. Qué se le va a hacer: era yo quien estaba en su territorio.
Seguí mi camino, iba a hacer una compra. Pero ya ni ganas tenía... aún llevo mi frustración en el pecho. Dos cuadras más y me volví. A desatar mi caballo cansado. En eso estaba cuando la punta de la cadena del candado toca el piso, arrastrando “esa cosa” por el caño, el asiento y mi mano. Esa masa esponjosa y fresca no podría ser el algodón de azúcar de algún infante salame: era la mierda de un perro maricón de alguna vieja hija de puta (conchuda paqueta de departamento con vista al mar) que ahora estaba en mi mano. Para mi era demasiada mierda, pero no tanta (ni como mi orgullo) para decirle a Horacio que estaba en la puerta y que necesitaba imperiosamente agua y jabón. De vuelta a masticar mi bronca y otros sentimientos aderezados, a casa, raspada mi mano en el asfalto previamente. Por calles en donde las gentes parecían tener un auto por individuo, y ser tantos como chinos, todos desesperados, todos apurados, algunos en doble fila.

Hoy, después de algunos meses, volví a llorar.

PD: No todas son pálidas. Hoy me enteré que el gran Foucault era gay. La mala es que murió de SIDA.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Uhhh, me gustaria estar en Mar del Plata y ser tu amigo, porque necesito una campera y vos además de generoso tenés buengusto, jajaja. Chiste, chiste, para descomprimir la situación y no te sientas tan solo.
Si te sirve de algo, te hago un lugar en mi corazón.
Espero encontrarte en el msn para poder saludarte y expresarte otra vez mis respetos.
Un abrazo. Tomy

Barbi dijo...

No sé si puedas leer este comentario.. temo que le chorree baba...

jajajajajaja... Mejor hago lugar y te dejo otro, cosa que este haga de conejillo...

Barbi dijo...

Ahora sí...

No se define muy bien tu papel... si víctima, victimario o simple espectador de esa extraña concatenación de hechos... da risa luego de pasado el momento inicial (aunque lo de la mierda me causó gracia apenas lo contaste, y no peco de insensible al decirlo... jaja).

Igual, lo mejor de lo mejor es lo de la campera... sí que sos terrible!!! y ya te lo dije... por eso voy a tratar deno enemistarme nunca con vos, no sea cosa que critiques mis pantalones coloridos, mi peinado o lo que te venga en gana.
Y fuera de joda, si en casi dos años de relación no te regaló nada "tangible", es una rata asquerosa... mucho mucho... Se le suma otra característica más a la extensísima lista de la otra vez...

Anónimo dijo...

Tomy: Sí, soy generoso, qué se le va a hacer. Pero hay gente peor, perdé cuidado. Situación descomprimida, te agradezco mucho.

Barbi: (Qué es el primer comentario, te volviste loca?, jajaja); lo de la mierda no te causó gracia... tu palabra textual fue "wacala", y eso la verdad no ayudó, pero bueno, siempre me siento bien hablando con vos. Y lo de la campera... vos sos peor, que me lo recordas. Tanto que tengo que hacer justicia: una vez me regaló un perfume. Ahí sí se había jugado. Lástima que se me cayó al piso a la semana... por eso dije que no tenía nada. Che, que un chico no puede ser tan malo...

Anónimo dijo...

No desaparezcas bombón, que apenas te conozco pero ya te extraño.
Un abrazo.
Tomy

Kaname dijo...

Hola Gustavo, tanto tiempo sin escribirte. Lo que pasó con el blog fue que como dijiste cumplió su ciclo, pero me dio cosa "cerrarlo" y fueron pasando los meses, sin que volviera a abrirlo (los horrores que me costó recordar la puta contraseña!) La mayor causa de esto fue la aparición del pulpo facebook, donde de alguna manera siento que me puedo comunicar mas con la gente (ultimamente hana-ga no recibía muchas visitas). Anduve pispeando sobre lo que te pasó con tu separación. Te entiendo porque pasé por casi lo mismo cuando mi novio de 3 años me dijo que no tenía ganas de verme mas ni me iba a extrañar (chan) despues de mucho tiempo de comportarse raro. Claro que nunca tienen las bolas para cortar por lo sano, la "victima" tiene que ahondar en que mierda les pasa para que larguen todo. En fin, quería proponerte y sin compromiso que si tenes facebook me agregues asi seguimos en contacto. Me encontrás como Valeria Noemí Unzué. Perdón por el cuelgue, espero que andes bien, un beso.

Gustavo dijo...

Kename... bajón lo que me contás. Llegúe a pensar (si, voy demasiada libertad a mi imaginación) que te había pasado algo grave. Que sé yo, tu blog no me indicó que el ciclo ya se había cumplido. Pero que bueno que sigas viva :). Por supuesto, ya te agregué. Gracias y besos