martes, 29 de junio de 2010

Triste

Triste me queda corto. Faltan 5 días para mi cumpleaños y es inevitable. Todos los años igual. Muchas veces me he preguntado si es biológico o psíquico. La realidad es que no me dan ganas ni de comer, ni de tomar aire fresco ni de nada. Sólo quiero estar acostado en la oscuridad de mi habitación.
Hoy Carlos me tiró unas palabras... y me devolvió un tanto de energía:

"Vos estas triste porque estas solo, pero ponete a pensar que hay muchas personas que piensan en vos. Muchos pensaran mucho, otros poco, algunos no te podran sacar de la cabeza, y otros serás un recuerdo del pasado. Pero sos recuerdo y pensamiento de otros. Sos presente también, aunque no estes presente."

PD: Carlos vive lejos. Es lo primero que siempre digo de él. Es mayor que yo, y es lindo. Pero además es inteligente y tengo muchas cosas en común con él. Carlos a veces me refuta pero jamás me pelea. Tiene novio, su "chiquilin", como a veces le digo. Carlos me gusta, me atrae, me seduce. Él es muy seductor. Y un gran chamuyero, además. Carlos me gusta. Y gracias a dios vive lejos.

lunes, 28 de junio de 2010

"Ya no me distraes..."

Andrés parece no querer tener ganas de nada conmigo. A veces. Porque es siempre él el que me saluda cuando lo ignoro, y el que se enoja cuando me voy sin despedirme (hablamos del MSN, claro). Yo ya le dije de varias maneras que quería verlo, besarlo, volver a estar con él… pero nada. Y hoy pensé que ya sería hora de volver a la rutina, a la mía, aquella en la que ser bohemio tiene objeto. Como él lo dijo primero: fue lindo mientras duró.
Hoy me saludó después de media hora de verme conectado. Apenas un emoticón frío que respondí de la misma manera. A los diez minutos un “¿todo bien?” y un “sí” mío, indiferente.

Andrés: ¿La facu, todo bien?
Yo: Sí, estudiando un poco, rindo en la semana.
Andrés: Ok, entonces no lo distraigo.

Y acá me salió el auténtico Gustavo desde adentro.

Yo: Jaja, no, ya no me distraes.

Yo sé que le dolió. Pero a mi no me dolió menos. No perdió tiempo para preguntarme qué significaba ese “ya no”. Y le dije que era eso: ya no, de ahora, presente...

Andrés: Ah, ok.

Y se fue sin despedir. Qué se le va a hacer; yo lo intenté.

PD: he vuelto a hablar con Gabriel. Acaso pensé en escribir un post al respecto, pero no tiene caso: no sabría de qué hablar más que lo que estoy diciendo. Me he sorprendido de mi mismo al no sentir nada frente a sus palabras en la pantalla. Poco a poco me voy haciendo a la idea de que, efectivamente, como dice Carlos, “Gaybriel” ya pasó de moda.

jueves, 24 de junio de 2010

Mi hermano, el boludo

Pasaban en la tele un homenaje a Carlos Gardel, en el aniversario de su muerte. En un momento escucho que el avión en el que iba “chocó” con otro y de allí el trágico accidente.
Siempre creí que había muerto en el aire, no que su vuelo jamás había despegado.
La miré a mi mamá y le pregunté si sabía esto; es de ella de quien creo haber obtenido mi falsa visión del hecho. Y me dijo que sí.
-¿Cómo? ¿Vos lo sabías? ¡Viví 24 años de mi vida equivocado!-, dramaticé.
Y mi hermano, con su tono y mirada despectivas, acaso las únicas que tiene, dijo al pasar:
-Ah! Como si al año de vida entendieras algo.

Una cosa es contarlo, otra vivirlo. Mi hermano es el ser más infradotado que me tocó conocer alguna vez: él no escucha, él no mira. Las opiniones de los demás no sólo no tienen el más mínimo valor. Sólo su palabra y pensamiento son los correctos, nadie hace las cosas bien, excepto él. Para mi hermano la gente que le lleva la contra simplemente debe morir, y de la peor manera. La familia de esta gente también. Ningún sufrimiento opacará el suyo.
Mi hermano es una persona que da lástima; su entrecejo no tiene otra expresión que la del asco y la bronca, y esto es SIEMPRE. Él se refleja en mi, pero la percepción que obtiene es el opuesto negativo, y él lo sabe. No soporta la felicidad ajena, la odia.
Luego de saber que soy gay nunca más lo escuché hacer un comentario al respecto. Pero yo sé que siente odio, odio a si mismo por ser hermano de un gay; ni siquiera es conmigo aunque sienta vergüenza. Él me ve imperfecto y a la vez comprende que soy digno de felicidad, y se odia por la misma contradicción, por no poder internalizarlo.
Parece la descripción de la persona más desagradable de todas. Pero créanme, me quedo corto.

Lo miré fijo. Con el desdén -lo admito- de la resignación ante lo imposible; él no parece dispuesto a cambiar.
-Sos un boludo-, le dije.
Y se enojó terriblemente, según él porque lo ofendí. Y no fue así, simplemente le dije la verdad; y otra vez me quedé corto.

PD: esta es una entrada que nunca hubiera querido publicar.

Ellos (cuento)

Soñé que me pedía un beso. Después otro. Luego no soñé más… se los había dado todos.

domingo, 20 de junio de 2010

Soltero y la mar en coche (II)

Hoy en Argentina es el día de la Bandera primero, y del Padre también, pero este dato es puramente referencial (a menos que quieran considerarme como un papito y quieran felicitarme en este día. Pueden hacerlo).
Todavía me estoy haciendo a la idea de la soltería. Ya mantuve algunas charlas con mis amigos referentes en las que casi me suplicaron “no ponerme de novio” al menos por un tiempo. Quieren que desarrolle proyectos propios, es decir que me proyecte a mi mismo, que me ocupe de Gustavo y creo que tienen razón.
Por su parte H (como prefrieren algunos llamar a Horacio) se llamó a silencio y desde allí me acosa por msn con cuentas fantasmas al igual que por Facebook. Por momentos me pregunto si es muy predecible o si tan solo lo reconozco por conocerlo justamente.
Mi Profe (¿lo recuerdan?) apareció de nuevo porque ya esta enterado de “mi drama” con H. Me pregunto qué querrá. Creo saberlo. Leandro ya me previno: “ni se te ocurra”, y creo que tiene razón. Pero yo soy un ser tentable y estoy seguro que no resistiría tenerlo en frente solamente mirándome… Debería evitar esa situación.
Por otro lado está Andrés. Ayer me instó a salir, a festejar mi soltería. Me gustó que dijera eso porque sé que realmente no quiere que lo haga. Le dije que no lo haría porque yo no soy de esas personas. Me recordó que igual estaba en todo mi derecho, al igual que él, y eso sí que ya no me gustó. Me dijo también que me quería, pero sabía muy bien que yo no quería nada; yo le dije que eso era verdad, pero que igual a él sí quería verlo. Él dijo que también, pero que también buscaba estar de novio.

-Nos podemos seguir viendo, yo también quiero. Pero quiero que sepas que yo sí quiero estar con alguien y que no voy a dejar de conocer gente.
-Me parece bien-, mentí.

jueves, 17 de junio de 2010

Teoría del amor

Quiero contarles una cosa muy interesante que me contó Andrés un día después de vernos. Venía a cuento de su experiencia con su ex y la mía con el mío. Casi historias parecidas (lo de él duró un año más y a ambos nos dejaron). Es así: me habló de su teoría sobre el amor, que es como el yogourt (?). Según Andrés el amor es como un yogourt, depende del gusto, alguno es más rico que otro y son todos distintos. Se supone (para la analogía) que a todos nos gusta el yogourt. Que por tiempos lo preferimos de frutilla, otros de durazno. Andrés me dijo que hay que saber darse cuenta cuando un yogourt está vencido para desecharlo a tiempo. No se puede comer un yogourt vencido porque hace mal. Según Andrés hay que darse cuenta cuando el amor se vence, y dejar de insistir (“te puede agarrar una cagadera infernal”). Simplemente recordar a ese amor como un buen yogourt…
Andrés (22) tuvo un novio menor que él. Fue su primera experiencia para este chico y seguro la pasaron bien. Como a Gabriel y a mi, este chico quiso probar cosas nuevas. Como Gabriel conmigo, decidió terminar con Andrés y este quedó destrozado, como yo en su momento. Andrés quiso volver. Yo también quise. Ellos acaso lo intentaron y de allí nació su teoría.
Me dijo que ya no lo ama pero que por siempre guardará los mejores recuerdos. Que si insistiera podría volver con su ex, porque a pesar de lo mal que hoy se llevan él también lo quiere; pero que es inútil, que el yogourt esta vencido y que sólo puede recordarlo como algo bueno.

PD: Esto viene a que últimamente estoy replanteando aquello que creía sobre el amor eterno. Una idea por demás romántica que muy en el fondo me resisto a desechar, pero que todo me indica que es así, que tal cosa no existe más que para la literatura, las películas y los ingenuos. El Amor no existe, existen los amores. Y esto es triste. Pero es que yo estoy triste.

Soltero y la mar en coche

Habrán notado mi ausencia. A veces las cosas me superan. Horacio me superó. Y debí poner un límite. Ya no pude soportar sus amenazas de suicidio, su llanto angustiado, sus llamados en la madrugada ni el de sus familiares. Tampoco la culpa, porque yo no lo amo sino que mucho lo quiero. Y porque ando en otra.
Ayer nos vimos para terminar. Me pidió que no lo deje; le dije que no era yo, pero que va, era yo. Quedó destrozado. Tanto que me recordó a mi mismo hace medio año.
Le dije que ya pasará, que pronto aprenderá a no confiar en nadie, en la manera que yo dejé de hacerlo desde que me separé. Que así se crece y uno termina sobreviviendo.
Me duele mucho verlo así, pero sinceramente creo que es mejor.
Antes de irme a Buenos Aires, a verme con Peter, ir a un vivero y verme también con Carlos, conocí a un chico. Que lo tenía desde hace un año en el msn, pero con el que empecé a hablar más desde hace un mes. Vio fotos mías y dice que le gusté mucho; al final todos me dicen lo mismo. Él supo siempre de mi situación. Sin importarle mucho un día quedamos en ir al cine. Y lo que menos hicimos fue ver la película. Él cruzó su pierna con la mía y no soltó mi mano ni un sólo instante. Muchas veces nos miramos hasta que le robé un beso tímido, por demás tierno entre tantos espectadores anónimos. Antes de terminar el día, como si fuera una escena de película, me llevó a un ascensor y lo trabó entre piso y piso para besarme.
Nos vimos dos días después. Acumulábamos ganas. Anduvimos por plazas y centros comerciales, y en un café “de trampa” otro beso le robé. Todo a escondidas, mientras crecía nuestro fastidio. Antes de viajar me propuso que la próxima vez deberíamos estar en un lugar más íntimo, aunque sea para besarnos y abrazarnos. Me corrió un escalofrío por toda la espalda pero dije que sí. Y así fue. Esta semana me llevó a un “telo”. Fue menos traumático de lo que esperaba, sabiendo incluso que Andrés (nombre ficticio) es activo como yo, y que no daría el brazo a torcer. Terminamos haciéndolo y sin esperarlo quedé con ganas de más.
En el medio quedaron muchos “te extraño”, y algunos “te quiero” (suyos) a los que me he resistido con mucha entereza. Pero las cosas cambian. Yo no quiero volver a estar en pareja, al menos por un tiempo largo, pero estoy ilusionado con volver a verlo y él me muestra indiferencia. La cita debería ser mañana pero apenas hemos cruzado un “hola”.
Hoy es uno de esos días en los que no quiero crecer. Y me acuerdo con insistencia que me quedan dos semanas para mis 24.

PD: he pensado muchísimo en Gabriel, y con tristeza. Extrañar anormalmente a Andrés en mi viaje me hizo pensar en cómo se sentirá Gabriel teniendo a un novio tan lejos. Me han dicho que esa es una elección suya y que merece nuestro respeto... pero no puedo evitar sentir pesar por él. Y es que no lo he dejado de querer...