domingo, 12 de junio de 2011

Entonces se me ocurrió esta venganza

(Fragmento)

Esta vez yo iría a su negocio (una variante de drugstore, digamos…) y esta sería la situación:

(…)

Llego y desde ese mismo momento despierto sus nervios. Esto, acaso, no sería planeado; excepto aquella vez en que nuestra relación era mas fluida, siempre lo puse nervioso. Por qué será. Bueno, continuemos.

Él, nervioso, intenta saludarme como a un cliente más. Sólo imaginen su expresión, sus movimientos, dios, ya lo disfruto.

-Hola.

-Hola.

-Si, ¿que tal? Prime… ¿me das?-; Prime (para puritanos y extranjeros donde la globalización no nos abordó, es una marca cuyo nombre es homólogo a preservativos -condones). Existen otras como Tulipán o… Tulipán, pero no me imagino a alguien diciendo: Tulipán, ¿me das? Todos confiamos más en los costosos Prime.

Entonces Prime. Y su sangre pretende irrigar cada capilar de su rostro. Nervios, su respuesta. Pero como sabe que le juega en contra, esta vez ni una sonrisa tímida ni intimidada resultaría.

-Sí, ¿de cuál querés?-, y acá es donde comenzamos a jugar a que él es el vendedor y yo el cliente. A ver quién juega más, Zequito.

-Eh… a ver, esperá que consulto-. Y tomo mi celular y ejecuto una llamada ante su expresión de “No podes…”. Pero resulta que la escena ya pierde mucha credibilidad. Y tampoco me interesa tanto un acting delante suyo, la idea es sólo ponerlo en evidencia, demostrarle que hasta la idea más pobre que se me pueda caer lo mostraría en toda su vulnerabilidad. –Bueno, no me responde. Fue, dame el que más te guste a vos… que estoy apurado.

Señor vendedor debe ejecutar venta. Vencer al hombre, cumplir con el mandato capitalista. Y el pobre Zequito es tan inexperto o estará tan vencido que se limitará a ejecutar el acto.

Y yo me habría ido con 3 preservativos adicionales y una batalla ganada más que a decir verdad, no modifica mucho la guerra.