lunes, 22 de diciembre de 2008

Muerte al flogger

En el día de ayer, Domingo, a la salida de un boliche, un chico llamado Guillermo, 16 años, en la provincia de Córdoba fue, digamos, ¿se puede?, “sencillamente” asesinado... por flogger. Sí, yo cuando leí la noticia en Crítica de la Argentina pensé que Cumbio -que escribió una nota de opinión- estaba haciendo una denuncia social con palabras metafóricas un poco desvariadas; no me reí, pero me detuve a leer, para tener posteriormente un comentario para poder mofarme entre los míos. Si era metafórico, no entendí lo que dijo, por lo que me fui a la nota de referencia: “MATAN A GOLPES A ADOLESCENTE FLOGGER”. No resultó ser un anzuelo, sino la cruda realidad: “por llevar pantalón violeta, camisa amarilla, comba y zapatillas blancas” -reza la nota-, fue el blanco de un grupo de no se qué (¿cumbieros?, no importa; en serio, ahora no), que le dijeron lo último que escuchó en su vida: “Estas vestido como un flogger”. A continuación le propinaron patadas y piñas “hasta el hartazgo” -otra vez Critica- especialmente en la zona facial y craneal.

Y era flogger, no Superman. Con esa golpiza no pudo menos que morir. Lejos de su casa, de sus amigos, muy ajeno a todo aquello que había ido a buscar esa madrugada: sana diversión. Por detrás dejó una vida trunca, otras muchas destrozadas, y un sinsabor de impotencia en más de uno de nosotros.

(Nota: A mi no me gustan los floggers, por representar lo peor de la adolescencia -aquella de la que no se salva nadie-, pero jus-ta-men-te entiendo que son chicos jóvenes, púberes, y que la rebeldía les explota por algún lado. Y mi disgusto con los floggers termina ahí. No más.)

¿Qué onda? ¿Ahora matan por ser flogger? Uno intenta (yo no puedo), y se pone de los dos lados. No se puede justificar, pero diríamos que los atacantes les molesta que otros “tengan más” y ellos no (hablamos de plata, ¿no?, entre otras...). Porque acá “ellos” atacan (matan) por diferencia: ellos se opone a nosotros, pero no digamos nosotros, esta vez le toco a otro... “Ellos” mataron a “otros” por diferente. Por intolerantes. Sí, son intolerantes. No se bancan la adversidad de la vida. ¡Y que bien que está! Pero eligen la peor de las formas para decirlo, sin conseguir nada a cambio. En este caso, matan.

...

A un costado de la nota había un cuadradito. A mitad del mismo ya pensaba que era un pelotudo el que escribía; pero me equivoqué, resultó ser pelotuda. No quiero influenciar la opinión de nadie, mejor vallamos a los hechos. Después pensemos de cuántos lugares viene toda esta mierda:

¿Será floggerfobia?

Hay cierto acoso a estas tribus, aunque ellos lo nieguen. A veces, sin quererlo, los propios floggers provocan estas situaciones. Nada justifica la violencia, pero los cumbieros o los del hip-hop, que pertenecen a una clase media o media baja, se sienten agredidos cuando los floggers hacen alarde de las marcas o de las cosas que tienen.

Siempre hubo chicos de clase media y clase baja, pero la violencia está tan latente en nuestra sociedad que cualquier cosita que tocás explota. Hay adolescentes que tienen que diluir su estética floggers, en el colegio porque si no, a la salida, los agarran a trompadas.

Lamentablemente esto va a seguir creciendo. Los sociólogos pronostican la creación de tribus más violentas, como sucede en el resto del mundo, y el contexto está dado para que así sea. Lo que pasa acá con los floggers esta pasando con los emo en México, donde los grupos se juntan a pegarles y ridiculizarlos. Allá se habla de una emofobia y nosotros podríamos hablar de una “floggerfobia”.

[La pelotuda es] María José Hooft, autora del libro Tribus urbanas, maestra de la cátedra Subculturas Juveniles en distintos institutos. Las negritas las puse yo.