sábado, 8 de enero de 2011

Definitivamente me encanta Tio Curzio

-Sí, casi te diría que he pasado la vida entera siendo novio de alguien…-, dijo Pini revolviendo el resto de café cortado que quedaba en su taza. Aguardó un instante y agregó: -Me gusta estar de novio.

Gustavo se quedó en silencio, dando así una respuesta picaresca a una pregunta que no se le había hecho. Disfrutaba de la situación.

-¡Vos tenés que decir que también te gusta estar de novio!-, casi gritó Pini, y ambos rieron a carcajadas.

-Bueno…

-…Seguro que te gusta estar de novio-, lo interrumpió Pini, mirando pensativo por la ventana. Evitaba de esta manera una posible respuesta que no hubiese querido escuchar. ¡Y lo bien que hizo! Gustavo aún no estaba muy seguro de lo que quería, de lo que esperaba de una nueva relación.

-Igual…-, dijo Gus, cambiando un poco de tema, con su más que conocido placer por desconcertar a la gente, -yo no me puedo poner de novio... No mientras sea verano.

Y sí, lo había logrado; Pini estaba efectivamente desconcertado.

-Es que tengo un pacto con Leandro-, terminó por explicarle Gustavo. –Sí, quedamos en que ninguno se pondría de novio mientras dure el verano. En realidad fue idea suya, no quiere que no dejemos “solos” en ningún momento, que ningún “chongo” nos separe.

Pini abrió la boca pero la cerró en una sonrisa. Pensó mientras respiró hondamente, como quien toma coraje y se arriesga.

-Entonces te pregunto el 21 de marzo…-, dijo.

Gustavo cerró los ojos, giró la cabeza y sonrió ampliamente. Contempló el mar en aquella madrugada.

Definitivamente me encanta Tío Curzio, pensó.