viernes, 30 de julio de 2010

Germán

Germán (nombre ficticio) es acaso el más lindo de mis contactos del MSN.
Tiene unos 21 años, es delgado, ojos claros, castaño claro... y muy lindo.
Alguna vez nuestras charlas fueron intensas. Hasta que Gustavo mintió, dijo cosas que realmente no quería, no deseaba, todo por seguir el perverso juego de Germán. Esto le salió mal, tanto como que ante una reacción inesperada y sorpresiva de él, Gustavo se enojó mucho, hechó por tierra todo el camino contruido para llegar a esos labios, a ese cuerpo, al contacto al fin.

Me enojé tanto que le dije que no quería hablar más con él, y logré hacerlo poner mal. Luego de un tiempo prudente logré hacer las pases, pero ya desde otro lado. (Le) Reafirmé que, pese a que quiero seguir sin pareja sólo me arriesgaría con chicos mayores que yo.
Es evidente que a Germán nadie le dice que no, por lo que su proceder no sólo no se aplacó sino que se volvió intenso. Yo resistí todo lo que pude. Hasta que me propuso un juego, macabro a mi parecer. La idea era hacerme tambalear en mi desición. Y Gustavo tambaleó:

-Te propongo un juego: ser mi novio por un día.

Gustavo lo pensaba, y su cara de duda y nervios aparecía en el recuadro de la cámara web.

-Gustavo tiene miedo, lero lero.
-Sí, tengo miedo, y qué.
-CAGÓN.

Más cara de indecisión.

-Y?-, dijo Ger.
-Bueno, acepto.

Gustavo y Germán se encontraron un día de esta semana. Gustavo conoció a un chico no tan lindo como en fotos, pero siempre más lindo que cualquiera. Dijo Germán que sus expectativas respecto a mi fueron superadas.
Hablamos un poco, o mejor dicho yo hablé poco, pues el muchachito tiene la costumbre de no cerrar la boca nunca. No aceptó mi invitación de ir a comer ni de tomar un café. Peor, con algunos grados bajo cero (ST) me llevó a dar vueltas por la costa y a algunas plazas céntricas; es por eso que todavía no recupero mi voz y mi resfrío esta lejos de aliviarse. Y es que hacía tanto frio, y se lo dije. Me dijo que sólo tenía frio en las manos, y más rápido imposible, la puso en mi cálido cuello. Ante mi reacción (¡!), puso ambas manos en mi cuello... pero esta vez para acercar mi cara a la suya y darme uno de los mejores besos de mi vida.

Germán es acaso el chico más lindo que he conocido en mi vida. Dueño de una belleza que me perturba. Perfecto -para mi- hasta en su parte más imperfecta. Germán me gusta muchísimo.

PD: como Maradona, Germán habla de si mismo en tercera persona. A diferencia del primero, consigue el efecto deseado, parecer muy tierno.