sábado, 6 de febrero de 2010

El post-post

El último post trajo una cola que me dio mucho para pensar.

Ayer preparaba mi entrada “respuesta”, pero me colgué hablando con el Profe y perdí “aquello” que necesito para escribir.

En fin. Anoche hubiese tenido sentido publicar lo que hoy creo una basura. Así y todo voy a rescatar los puntos esenciales de un post que verá la luz jamás.

  • Con Nico coincidimos que es probable que Gabriel lea mi blog. Lo que quiero decir es que si lo hace no me importa. Yo no escribo para él, tampoco escribo sobre él. Si su nombre aparece es porque necesito hablar de una gran parte de mi. A aquellos que me leen (incluso a Gabo, si lee) les debo dejar en claro eso.
  • Yo no quiero volver con Gabo. Lo del otro día es lo que suelo llamar “ejercicio de escritura”. Me han reprochado una suerte de contradicción: que primero digo que estoy dolido por lo que me hizo y luego pienso en decirle “te amo”. La cosa es así: me sorprendí en un momento de debilidad, y sólo eché a correr mi imaginación. Es algo que hago y haré siempre, situaciones en mi cabeza (algunas hasta muy desagradables), que muchas veces no puedo controlar. La mayoría no las quiero controlar. Quizás fuera un error publicarlo, pero no me arrepiento.
  • Muy en el fondo espero que Gabriel no lea nada de lo que escribo acá. Saber que eso pase (por más fuerza que tenga mi sospecha) no me haría sentir cómodo. Yo no quiero que Gabo sepa qué me pasa, cómo vivo estas horas, de la misma manera que tampoco quiero saber algo de él. Algún día nos encontraremos y como amigos nos diremos “esta todo bien”. Hoy por hoy, no tengo ni quiero tener noticias suyas.
  • El Profe es una cosa rara. Ya ni ganas tengo de llamarlo así. La cosa pareció complicarse… No sería junto que hablara de esto, por lo menos no ahora.

Por lo demás... me encuentro bien, a salvo. Saldré vivo de esto.