miércoles, 13 de enero de 2010

Simplemente amigos

A E. Quinto Gabriel S. no se le ocurrió nada mejor que dejar las cosas en claro. Me parece perfecto. Me dijo que quería ser sólo mi amigo, para poder salir adelante, algo así dijo. Y aunque no lo compartí me pareció bien. Le dije (y esto debe ser lo único verdadero que dije) que yo lo quería y quería que él estuviera bien y que si eso lo hacía sentir así para mi estaba todo OK.
Colgamos el teléfono. Se supone que hoy nos veríamos. Hoy lo emborracharía con alguna mezcla que inventariamos y lo haría decir algunas verdades. Así habíamos quedado por teléfono un minuto atrás. Pero le envié un mensaje diciéndole que mejor nos veamos otro día. Supongo que fue lo mejor; de otro modo, ¿lo hubiese soportado?
Y ayer tuve un día de mierda. Gente hincha pelota con reclamos acordes; los dueños que estaban encima mío y hasta el más estúpido de sus hijos que me enseñaba algo.
Ya hacia el anochecer me distraje un poco. Me puse a pensar en lo único bueno, nuevo, rubio y gay que me pasó desde que empezó todo esto (yo ya no estaba de novio), me reí un poco y así terminé mi jornada laboral.
Pero hacia el final empecé a darle fuerza a mis sentimientos. Terminé con un dolor de panza importante, que me duró hasta esta tarde, tanto el odio, el enojo y la tristeza que tenía.
Supongo que Gabriel leerá esto. No me importa, aunque quisiera que no volviera por este lugar. Se me nota desde lejos que estoy enojado, despechado y tengo un puñado de sentimientos que no encuentran aún su lugar. El tiempo lo arreglará todo, solo espero no cometer muchos errores en lo que dure ese tiempo.
Gabriel es una persona importante para mi, y pase lo que pase siempre quedará en mi memoria lo mejor que hemos vivido. No pienso en la idea de perder ni la posibilidad de frecuentarlo aunque sea como amigo, pero, ¡entiéndanme!, me siento mal, y no quiero verlo ni oírlo por un tiempo. Si hay algo que hablar, seguro que sí, será en otro momento, más adelante, espero que en unas semanas. No ahora.