domingo, 27 de enero de 2013

Volver, con la frente marchita


Ayer me sentía morir. No es que ahora me sienta mejor, pero en la tarde ese sábado algo me sacó de la cama. Habrá sido el hambre, y me senté a merendar a la mesa con mis padres, esperando que alguno me preguntara cómo estaba, nada más. No ocurrió, y luego se fueron a no sé dónde y quedé solo. Aún no eran las 6 de la tarde, al día le quedaban muchas horas, demasiadas. Salí al patio a estar con mis plantas y… el alma me volvió al cuerpo. Me llené de plenitud y hasta fui a correr, eufórico. Tuve muchas ganas de salir por la noche a bailar, y aunque no tenía quién me acompañara pensé en salir solo, algo que nunca hice. Anoche me quedé en casa, pero al fin y al cabo mis piernas no hubieran resistido ninguna pista, así que dormí sin más, tranquilo, sin culpas, sin rencores.

Hace tiempo que tengo ganas de volver a escribir. Digamos que comprendí que las cosas que me hacen bien son tan necesarias como imprescindibles. Escribir creo que lo es; mis plantas y cuidarlas también me son imprescindibles. Ahora soy fotógrafo; hace tiempo que no escribo en el blog pero tengo que decir, con orgullo y placer, que en diciembre terminé mi primer curso de fotografía y ahora quiero dedicarme a ello: me gusta, me hace bien, y saber que no lo hago mal me gratifica, como muy pocas cosas en mi vida.

Últimamente ando perdido. Aunque no lo crean, los días previos al 21 de diciembre, el del famoso fin de ciclo maya fueron un antes y un después. Mi vida se estaba llenando de desaciertos, y en esas jornadas mi ánimo fue increíblemente patético. Luego vino la calma y hoy por hoy sigo perdido; mis únicas certezas son que no tengo lo que creía sí tener.

Por fin me hice cargo de la decisión que mi otro 'Yo' ya había tomado hacía tiempo y dije que no volvería a la facultad. Por el momento aún no se lo digo a mi papá; mi mamá ya lo supo y su descrédito fue total. El resto de la gente no solo me apoya, hasta celebra mi decisión. Situaciones como esta me perturban mucho, sobre todo por la importancia que la opinión de mis padres causa en mi.

Y aunque aún no he encontrado trabajo, y esa sería la madre de todos mis problemas, hay algo más que ocupa casi todo mi tiempo, y que es casi el motivo de que vuelta de nuevo a escribir en este blog: un chico.
No cualquier chico. Se llama A. Y ES UN PELOTUD…, no, se llama A. y lo conocí hace más de un año. Simplemente, para referencia está esta entrada del 28 de febrerode 2012.
Desde aquel día no supe nada de él. Por aquel momento no imaginé que no lo sacaría de mi cabeza hasta hoy. Un día estando solo decidí perdonarlo, y agradecerle todo lo que me había dado; todo esto lo hice en mi cabeza, el único lugar donde vale la pena hacerlo. Y como el destino tiene una relación particular conmigo, créanlo o no, a los dos días A. apareció en mi vida, otra vez. En esta ocasión su discurso -más convincente de lo que lo escribiré- me decía que siempre me recordaba, que había recapacitado y que se había dado cuenta de su error… palabras más, palabras menos.
Imaginen la situación; yo estaba en las nubes y sentía que el tiempo no había sido en balde. Nuevamente entré en el vértigo de aquellas primeras dos semanas de hacía un año. Y esta vez, como aquella, tampoco duró más, pero lo peor lo defino de esta manera:

“Soy un tipo herido (desde Pini que lo soy), uno más que, como muchos, creó su propia coraza. De repente se aparece él, A., y me endulzó -mucho- los oídos. ¡Y le creí! Entonces bajé la guardia y decidí volver a confiar. Pero sin motivo válido me atacó, vulnerable yo, y todo lo demás ha sido enojo”.

Claro, uno lo piensa bien y cae en la cuenta que lo mejor es tenerlo lejos. Pero mi corazón no entiende de la lógica occidental, y la obsesión amenaza con salir en forma de espuma por mi boca y ojos, sobre todo desde que sé que está de novio, con alguien que es todo aquello que no soy (rubio, sonrisa perfecta, actitud segura, DELGADO). Al final no sé que me duele más: que ese muchacho sea tan lindo o que A. se haya puesto de novio con él, cuando lo que lo alejó de mi (o hizo que me alejara) fue esa posibilidad…

Así que, Mundo, aquí me tienen, y es probable que me encuentren de manera más frecuente porque, quizás a ustedes no les ocurra, pero yo escribo y exorcizo cada uno de mis demonios. Cómo explico sino que ahora me sienta tan b… mejor. 


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