jueves, 10 de diciembre de 2009

Gordo

Este año me forjé una nueva excusa… cuando estoy bajo presión, nervioso, me agarra ansiedad, y como. Como de manera desordenada, voraz, a cualquier hora, cualquier cosa. Además respeto las comidas tradicionales, por lo que mi dieta por día se duplica. Lo que con mucho esfuerzo logro bajar en 2-3 meses, en menos de un mes lo subo, rindo parcial y termino gordo como antes. Al principio es gracioso porque es grasa recién adquirida que se deposita en la panza. Parezco flaco, con pancita. Lo peligroso viene cuando esa grasa empieza a buscar lugar propio en el cuerpo, y se va a aquellos lugares que ya conozco. Ahí ya deja de ser gracioso. Intento volver a la dieta, salir a caminar, pero es inútil. Me puedo morir de hambre y cuando necesito bajar de peso no lo hago. De repente viene papá con una docena y media de facturas, o queda media pizza de ayer en la heladera o alguien abre un paquete de grasa con biscochitos y chau dieta. El hambre me puede y una vez roto el régimen ¿tiene sentido continuarlo hasta el final del día? No para mí, que trato de comenzarlo al otro día, aunque sé que no lo haré.

En octubre estaba asustado. Me había ido a 75 en el invierno y tenía tres meses para bajar casi 9 kg. Desde mis tristes años en la secundaria que no tenía ese peso y lo sorprendente es que descubrí que mi cuerpo cambió, ya no me es posible volver al peso de hace un año… es como si hubiese ganado masa muscular (¿dónde estará?) o mis huesos hubiesen ganado volumen. La cuestión es que puedo “estar flaco” pero en la línea de los 70. Eso no me gusta. Yo me sentía YO con 65 kilos, y si bien es verdad que muy bien no me quedaba la ropa era un placer verme en el espejo. He de volverme a resignar y quedarme en esa línea, sin que nadie lo sepa. Además la familia no ayuda en nada. Aquellos que tuvimos problemas con nuestra imagen a causa del peso sabemos lo que se sufre. Por mi parte no creo poder librarme de la sensación de que un lugar es demasiado estrecho cuando en realidad tengo libertad para moverme cómodamente… a veces pienso en el espectáculo que debo brindar en la facultad cuando paso entre dos bancos como si fuera un hipopótamo por una puerta eléctrica. Todos me dicen “pará de bajar de peso que te vas a enfermmar” justo en el momento en el que empiezo. ¿Es que la familia no puede apoyarme en este momento? Que más quisiera que me acompañaran, incluso me cuidaran, no que me reten.

En fin, quería decir una cosa y terminé escribiendo esto. Lo publico igual.

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