jueves, 17 de junio de 2010

Soltero y la mar en coche

Habrán notado mi ausencia. A veces las cosas me superan. Horacio me superó. Y debí poner un límite. Ya no pude soportar sus amenazas de suicidio, su llanto angustiado, sus llamados en la madrugada ni el de sus familiares. Tampoco la culpa, porque yo no lo amo sino que mucho lo quiero. Y porque ando en otra.
Ayer nos vimos para terminar. Me pidió que no lo deje; le dije que no era yo, pero que va, era yo. Quedó destrozado. Tanto que me recordó a mi mismo hace medio año.
Le dije que ya pasará, que pronto aprenderá a no confiar en nadie, en la manera que yo dejé de hacerlo desde que me separé. Que así se crece y uno termina sobreviviendo.
Me duele mucho verlo así, pero sinceramente creo que es mejor.
Antes de irme a Buenos Aires, a verme con Peter, ir a un vivero y verme también con Carlos, conocí a un chico. Que lo tenía desde hace un año en el msn, pero con el que empecé a hablar más desde hace un mes. Vio fotos mías y dice que le gusté mucho; al final todos me dicen lo mismo. Él supo siempre de mi situación. Sin importarle mucho un día quedamos en ir al cine. Y lo que menos hicimos fue ver la película. Él cruzó su pierna con la mía y no soltó mi mano ni un sólo instante. Muchas veces nos miramos hasta que le robé un beso tímido, por demás tierno entre tantos espectadores anónimos. Antes de terminar el día, como si fuera una escena de película, me llevó a un ascensor y lo trabó entre piso y piso para besarme.
Nos vimos dos días después. Acumulábamos ganas. Anduvimos por plazas y centros comerciales, y en un café “de trampa” otro beso le robé. Todo a escondidas, mientras crecía nuestro fastidio. Antes de viajar me propuso que la próxima vez deberíamos estar en un lugar más íntimo, aunque sea para besarnos y abrazarnos. Me corrió un escalofrío por toda la espalda pero dije que sí. Y así fue. Esta semana me llevó a un “telo”. Fue menos traumático de lo que esperaba, sabiendo incluso que Andrés (nombre ficticio) es activo como yo, y que no daría el brazo a torcer. Terminamos haciéndolo y sin esperarlo quedé con ganas de más.
En el medio quedaron muchos “te extraño”, y algunos “te quiero” (suyos) a los que me he resistido con mucha entereza. Pero las cosas cambian. Yo no quiero volver a estar en pareja, al menos por un tiempo largo, pero estoy ilusionado con volver a verlo y él me muestra indiferencia. La cita debería ser mañana pero apenas hemos cruzado un “hola”.
Hoy es uno de esos días en los que no quiero crecer. Y me acuerdo con insistencia que me quedan dos semanas para mis 24.

PD: he pensado muchísimo en Gabriel, y con tristeza. Extrañar anormalmente a Andrés en mi viaje me hizo pensar en cómo se sentirá Gabriel teniendo a un novio tan lejos. Me han dicho que esa es una elección suya y que merece nuestro respeto... pero no puedo evitar sentir pesar por él. Y es que no lo he dejado de querer...

1 comentario:

Vale dijo...

Cuando uno tiene una relación larga, cuesta hacerse a la idea de estar solo. Te acostumbraste a la otra persona, a hablar todos los días aunque sea para contarse una huevada que viste por televisión. Te falta la cotideaneidad. Para colmo, no te acordas de los ultimos tiempos que por ahí fueron mierdosos, sinó de los buenos y ahí te deprimís mas. Cuando me pasó lo que te conté me ayudó muchísimo el haber conocido un nuevo grupo de amigos con mis intereses (algo que cuesta...) y juntarnos todas las semanas a hacer cosas, tener la mente ocupada.
Respecto de lo que comentás de lidiar con los histeriqueos de otro, me hiciste acordar a mi mejor amigo (que ahora vive en capital) que conoció un muchacho así. El no estaba buscando una cosa seria en ese momento (amigarchas, bah) había salido tambien de una relación larga donde lo habían dejado. Este personaje le montaba cada escena si por casualidad a los 10 minutos de haberle mandado un mensaje no se lo respondía o si estaba ocupado para verse (para cumplir obligaciones como laburar o estudiar...)Terminé bautizándolo "Andrea" por el melodrama. Lo mejor que hizo fue dejarlo. Yo sospechaba que en cualquier día iba a aparecer en las placas de cronica como objeto de un crimen pasional. Encima ruegan tanto que te sentís una mierda, pero no sos el del problema, no podes "elegir" querer a alguien y no tenés la obligacion de seguirle la corriente por lástima, porque a la larga es peor. No es agradable ser el malo pero hiciste bien.